Dicen que me he vuelto fría. Yo digo que ya no necesito a nadie. Que me sobro y me basto.
Tras el enésimo duelo ya me hice adulta. Ya me entró el concepto. Por fin entendí que no tengo que suplicar las migajas del cariño de nadie. Ya no soy una niña perdida. Ya dejé de pedir permiso, incluso perdón. Para todo. A todos.
Ya no soy una media naranja. En realidad nunca lo he sido. Pero siempre me han hecho creer lo contrario. Y lo consiguieron. Como contigo. Con él. Con ella. Con todos.
Yo me completo. Yo soy completa.
Ya no me espero sonrisas donde nunca las hubo. A pesar de que yo las vi. Espejismo.
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