Te criticarán por ser mujer

Te criticarán por hacer demasiado ruido al jugar. Te criticarán por moverte mucho. Te dirán que eso no lo hace una niña. Te dirán con que tienes que jugar. Te criticarán por vestir con tu propio criterio. Y no pararán hasta uniformarte. Te dirán lo que tienes que hacer, como te tienes que sentar, con quien caminar y cuando. Cuando salir y cuando entrar.

Y crecerás, te dirán a partir de cuando y hasta cuando puedes ser madre. Te criticarán y hablarán de ti si no lo eres. Te obligarán a recuperar rapidito tu figura. Te perderás tras el lindo cabezón de tu bebé.  Si lo haces hablarán de ti y si no también lo harán. Te criticarán por sacarte una teta para alimentarlo, por hacerlo para consolarlo. Oirás "¿Otra vez le vas a dar?" Una y mil veces. Te criticarán en tu decisión de dar biberón. Después de todo, tu cuerpo no es tuyo, es patrimonio de la Humanidad. Te criticarán cuando duermas con tus hijos en la misma cama. Cuando lo hagas en habitaciones distintas. Y lo harán tus propias hermanas, porque incluso ellas se olvidaron de que lo son. Te criticarán por todas tus decisiones. Por reñirle mucho a tus niños, por ser una madre demasiado permisiva. Por no volver al "trabajo" (al remunerado), por volver y dejar a tus crías, por volver demasiado tarde, por hacerlo demasiado pronto. Por no planchar las sábanas y por plancharlas. Por comportarte como una loca dejándolo todo para hacer lo que de verdad quieres. Por montarte la vida que te dé la gana. Te criticarán por loca, pero en realidad lo harán por tener el valor que les falta a ellos. Te llamarán feminista y hasta feminazi e incluso machista. Lo hará alguien que se llame a si mismo feminista, tolerante. Y te sentirás desorientada. Y te sentirás criticada. Y ofendida, y sola y acompañada.

Hasta que una buena mañana, un buen día de primavera, de invierno, o incluso otoño, la única opinión que te importará, la única crítica, será la tuya. Y ni eso. Porque habrás aprendido también el maravilloso arte de la autoindulgencia. Entonces serás libre, vivirás como quieras, o no pararás hasta tener la vida que realmente quieres. Y las opiniones y las críticas ni siquiera les llegarán a tus preciosas orejas. Y ahí te encontrarás contigo. Ahí finalmente serás TÚ.

Mujer sentada, Egon Schiele