"Antes de ser madre yo no
sabía que era el apego. Había oído hablar del apego a las cosas y que
eso estaba mal. Pero del de las personas, he aprendido después. Libros
de Carlos González, Rosa Jové, Laura Gutman, atículos en Internet de
blogs de madres. Y se me abrió un mundo. Sé que dejar llorar a mi hija
me hacía daño y me alteraba. Sentía la necesidad de atender ese llanto y
calmarla. Poco después, aprendí que los bebés utilizan el llanto como
forma de comunicarse. Pero que los que menos lloran son los que más
colmadas tienen sus necesidades.
Hoy sé más que ayer y puedo afirmar que cuando un recién nacido viene a este mundo tiene unas expectativas que se ven completadas en el cuerpo de su madre, su hábitat natural. Que cuando no lo tiene aprende a sobrevivir porque le falta lo básico. Mientras que si goza de ello puede crecer. Y lo hace de forma serena y feliz. Más aún. Cuando un recién nacido viene al mundo lo hace sin terminar de gestar, por lo que necesita del cuerpo de su madre para llegar a "término" si no lo tiene se desencadenan mecanismos de estrés y se liberan hormonas negativas como el cortisol y la adrenalina, que a la larga, y como dice Nils Bergman, pueden tener repercusiones negativas en el cerebro del niño. Por tanto el porteo como la lactancia a demanda son indispensables para la "exterogestación". No es que sea lo mejor para un bebé, es que es lo natural. Lo que él espera. Para lo que él está programado cuando viene a este mundo. Nada más.
Por tanto, un contacto permanente con nuestras crías favorece un apego seguro y eso se revierte positivamente en su personalidad y nuestra tranquilidad. Porque nada hay mejor para una madre, un padre que ver crecer feliz y seguro a su hijo. Y el porteo es una buena herramienta también para el adulto. Se convierte en un fiel aliado. Si además de portear lo hacemos de forma correcta y ergonómica la cosa se vuelve redonda. Tenemos una gran dosis de oxitocina y ganamos en calidad de vida, nosotros y los que nos rodean."
Hoy sé más que ayer y puedo afirmar que cuando un recién nacido viene a este mundo tiene unas expectativas que se ven completadas en el cuerpo de su madre, su hábitat natural. Que cuando no lo tiene aprende a sobrevivir porque le falta lo básico. Mientras que si goza de ello puede crecer. Y lo hace de forma serena y feliz. Más aún. Cuando un recién nacido viene al mundo lo hace sin terminar de gestar, por lo que necesita del cuerpo de su madre para llegar a "término" si no lo tiene se desencadenan mecanismos de estrés y se liberan hormonas negativas como el cortisol y la adrenalina, que a la larga, y como dice Nils Bergman, pueden tener repercusiones negativas en el cerebro del niño. Por tanto el porteo como la lactancia a demanda son indispensables para la "exterogestación". No es que sea lo mejor para un bebé, es que es lo natural. Lo que él espera. Para lo que él está programado cuando viene a este mundo. Nada más.
Por tanto, un contacto permanente con nuestras crías favorece un apego seguro y eso se revierte positivamente en su personalidad y nuestra tranquilidad. Porque nada hay mejor para una madre, un padre que ver crecer feliz y seguro a su hijo. Y el porteo es una buena herramienta también para el adulto. Se convierte en un fiel aliado. Si además de portear lo hacemos de forma correcta y ergonómica la cosa se vuelve redonda. Tenemos una gran dosis de oxitocina y ganamos en calidad de vida, nosotros y los que nos rodean."
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Claro que sí preciosa, tú serás lo que te propongas no me cabe la menor duda 😉. Mucha suerte y un gran beso!
ResponderEliminarAy mi Maite!!! Muchas gracias por los ánimos, con amigas como tú el camino es más fácil ;) Abrazote!
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