14 abr 2016

Ella

Tu preciosa pequeñez.

Mariposas en la barriga.

Tus rizos de loca.

Tu risa de loca.

De loca feliz.

Soy adicta, niña, a lo que me das.

Cuando no te tengo cerca porque el sistema decide que toca y de repente pienso en ello me falta el suelo, y sobre todo el cielo.

Me encantan los reencuentros.

Tu sonrisa es el sol.

Con esos dientes desordenados y esa cara de bichillo.

Adoro tus ojos puros de pestañas soñadoras.

Me dijeron que a los hijos se los quería.

Es mucho más.

Es una unión infalible la tuya y la mía.

Lo nuestro es animal, y tanto que sí.

Saber que siempre estaré a tu lado pase lo que pase.

Que no te fallaré es una garantía.

Para mí al menos.

Eres lo más grande que ha venido a mi vida.

Mi persona favorita en todo el universo.

Niña de risa loca, agua fresca derramada por la tierra.

Correteos y juegos interminables.

Tú no me debes nada.

Todo yo a ti.

Jamás pienses lo contrario.

Ser de las estrellas, puro y cándido.

Inocente, lleno de sabiduría.

Porque vienes de allá.

Del otro lado.

Y aún no te olvidas.

Y es que hace poco que llegaste.

Te digo la verdad, a mí un poquito se me ha olvidado, pero tú has venido a recordármelo.

Poco a poco me voy soltando y vuelvo a encontrarme con el aprendizaje de un tiempo.

¡Qué linda sensación. Qué frescura tan sana!

Sigue enseñándome cosas, niña mía.

No dejes nunca de hacerlo.

Tira de mi mano tan fuerte como sólo tú sabes y llévame donde quieras.

Y si estoy distraída insiste y sigue tirando.

Que al final de mis días estaré contenta de todos los sitios que me habrás enseñado.

Las mejores lecciones me las estás dando tú.

Mi mayor maestra.

Mi persona favorita de todo el Universo.

Tranquila cariño, conmigo no pasarás frío.


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