4 mar 2017

No, Soraya, no eres una mala madre

Anoche leí rápidamente en Facebook un breve artículo llamado Críticas hacia Soraya por dejar a su bebé recién nacida.

Y esta mañana me he despertado con la necesidad de escribirle unas líneas a la protagonista de la historia.

"No Soraya, no eres una mala madre. No dejes que los comentarios te calen. Sé impermeable. Es muy fácil juzgar, yo he estado ahí.  Yo también he juzgado, mucho, aunque "me estoy quitando". Y ¿Sabes por qué? Porque al final las criticadas, las juzgadas somos siempre las mismas: Las mujeres. Seamos madres o no. Hagamos una cosa o la contraria.

Probablemente aún no hayas aprendido términos como puerperio, adultocentrismo o patriarcado. Probablemente no hayas oído nunca la frase del científico Niels Bergman: "El hábitat de un bebé es el cuerpo de su madre". Es perfectamente normal. Que le des pecho o no es, en efecto, tu decisión, o la de tu cuerpo, o un mal asesoramiento del personal sanitario del hospital donde diste a luz. Pero es asunto tuyo.

Te cuento mi experiencia personal por si te vale. Nada más nacer mi hija se la llevaron dos horas a una incubadora, aún no he entendido por qué. Tampoco pregunté, supongo que estaba muerta de miedo y me fié de los "expertos". Como si yo no fuera capaz de calentar su pequeño cuerpo con el mío. Esas dos horas me las pasé con su padre, emocionados ambos por su llegada, inexpertos, sin saber que faltaba alguien muy importante en el cuadro: NUESTRA HIJA. El fruto de mi vientre. El producto de nuestro amor. Esa misma noche mi hija durmió en el nido del hospital, porque así eran las normas del centro. Y yo no me hice ninguna pregunta, ni le enseñé a nadie mis colmillos como una loba a la que le alejan su cría. Ya ves.

Eres perfectamente normal, Soraya. Eres como todas las mujeres. Un producto de este sistema. O mejor, como hemos aprendido dócilmente a ser. Como buenas chicas obedientes que somos. ¿Sabes qué dos cosas hice aproximadamente un mes antes de nacer mi hija? Escribir dos notas en el móvil. La primera fue la de "no coger a mi hija demasiado en brazos porque se acostumbran y luego no te dejan hacer nada", consejo que me dieron por ahí y la segunda algo que leí en un foro de madres primerizas que venía a decir: "Atended siempre primero al marido porque los hijos de todos modos te van a querer incondicionalmente, pase lo que pase". Como si el marido no fuera adulto y como si el bebé no naciera ya acostumbrado a la contención y no estuviera programado maravillosamente por la naturaleza para estar feliz entre tus brazos, oliendo tu cuerpo, donde se ha gestado, y escuchando los latidos de tu corazón, su banda sonora favorita.

Leí en el artículo que estuvistéis en el restaurante de David Muñoz, el marido de Cristina Pedroche. La cual admite que el día que tenga hijos no los querrá igual que a su marido sino menos. Seguramente sea así al principio. Casi todas hemos pasado por ahí. Luego algo se enciende en el centro de nuestro cuerpo y nos sublevamos a todo y volvemos a encontrar la conexión perdida con el orden de prioridades reales.

Nuestra sociedad te dicta que no puedes dejar de lado al marido. Que él también tiene necesidades. Y ahí nos volvemos locas entre las necesidades del bebé que van primero y (casi) ninguna madre duda, y las de nuestro marido que, pobre, está encontrando su sitio (como los hermanos mayores ante la llegada de un bebé nuevo, comprensible, ¿no?) Mientras tanto tú te fustigas porque pasan los meses y sigues con una barriga hinchada. Porque se te ven las estrías y dentro de poco llega el verano. Por no tener tiempo para depilarte y casi casi ni para ducharte. Te sigues fustigando porque quieres preparar comida súper rica y tener la casa como los chorros del oro, mientras sonríes a todos ocultando tus preocupaciones, tus miedos, tus ojeras y la barriga, porque no es como las de las modelos de Victoria's Secret que te enseña el HOLA después de "tan sólo dos semanas después de dar a luz".

A ti Soraya, vive tu maternidad sin que nadie te diga lo que tienes que hacer o como sentirte.

A todos, dejemos de criticar a una madre primeriza que ya bastante tiene y preguntémonos como podríamos ayudar a esa madre en particular y a la sociedad en general."

Es todo por hoy.

Fuente

2 comentarios:

  1. Ole tú Ana. Cuanta razón, a ver q día empezamos las mujeres a apoyarnos las unas a las otras. Un beso bonita

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    1. Gracias Gloria...Ojalá ese día llegue pronto...Un besazo, corazón!

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