1 mar 2017

Tómate tu tiempo. Ahora toca estar mal. Ya estarás bien.

Este fin de semana hemos tenido visita. Una de mis mejores amigas de Dinamarca ha estado con nosotros unos días. Y ha sido maravilloso. Hacía 6 años que no nos veíamos. La última vez fue un fin de semana corto en Madrid. Esta primavera hará 8 años que dejé Dinamarca y no he vuelto a ir, a mi pesar. Aunque ando soñando planeando volver muy pronto.

Mi amiga no tiene hijos pero tiene una gran empatía con los niños, como la mayoría de los daneses que conozco, así que mi hija y ella han conectado mucho estos días.

Durante mi estancia en Copenhague traté con muchos niños. Trabajé más de un año en una guardería y cuidé a algunos de los hijos de mis amigos. Fue una experiencia increíble que me preparó un poco para mi maternidad.  Que queréis que os diga, en un estado de bienestar se piensa hasta en los niños (léase con tono irónico). Para mis amigos españoles e italianos, e incluso para mí al principio, era chocante que el estado te pagara un sueldo "sólo" por estudiar en la Universidad. Y como eso todo lo demás.

Volviendo a mi amiga. Es una persona muy interesante. Entre muchas cosas ha vivido en Cuba donde estudió cine tres años. (Por cierto que fue la coyuntura que aproveché en 2008 para visitar la isla y, por supuesto, a ella). Y cuando volvió a Dinamarca, después de pasar un periodo corto en Málaga, tuvo una crisis existencial que la llevó a estudiar Antropología. Le concedieron una beca para vivir en Boston unos meses y su proyecto de fin de carrera lo hizo en "Puelto Rico". Muchos años antes había vivido unos meses en Panamá y luego un semestre, si no me falla la memoria, en Barcelona.


El viernes nos dedicamos la mañana a nosotras, a solas y estuvimos paseando por el centro. Nos contamos como éramos hace unos años. Es curioso como una misma se olvida de como ha sido en el pasado. Así, yo le recordaba aspectos de su personalidad o frases pronunciadas por ella que no recordaba. Y ella decía que en casa se comía la mejor tortilla de Copenhague. Se acordaba de un calendario de UNICEF colgado en la pared de la cocina con una foto de niños africanos. Me recordó que yo quería adoptar uno. Me había olvidado. Fue estupendo conectar con la persona que fui en el último lustro de mis 20. Fue estupendo volver a sentir Copenhague. Tener el mapa por unos días en la mente de una de las ciudades que más me han construido con vivencias inolvidables.

Hubo un momento en que me dijo que yo tenía muchas amigas almas gemelas y que ella era una de ellas. Porque parecía que ambas habíamos vivido varias vidas. La verdad es que hace años que tengo esta sensación. La de haber vivido varias vidas o varios mundos. Eso es algo genial que me ayuda a dar perspectiva cuando siento que me estoy sumergiendo demasiado en la arena movediza del sistema, que tiende a tirarnos hacia dentro. Y es genial tener amigas y amigos con vivencias parecidas que te puedan entender. 

La conocí casi por casualidad. Aunque cada vez creo menos en las casualidades. Era mi primer fin de año en Copenhague. Yo había llegado casi un año antes, y fuimos a una fiesta con los amigos de mi ex. A las 7 de la mañana alguien me presentó a mi amiga diciendo "Mira, esta chica habla español". Aún recuerdo la cara de sueño de todos los presentes (que quedaban) alrededor de nosotras mientras hablabamos animádamente de cine durante dos horas. Me acuerdo de su acento argentino (en Barcelona tuvo un novio porteño). Ahora es más bien caribeño. Dice "aruñar" y cosas así que me hacen mucha gracia. Conectamos inmediatamente. Nos hicimos íntimas y no dejamos nunca de tener contacto aunque no viviéramos siempre en la misma ciudad. Fue testigo de uno de los momentos más duros de mi vida.

Tras mi ruptura sentimental con mi compañero danés estaba hecha polvo. Fue mi primer gran duelo. Mi amiga se acordaba de como fueron esos primeros días. Me confesó que se había sentido culpable por no haberme acompañado mejor. Aunque éste no fue en absoluto mi punto de vista. Y de todos modos yo no estaba bien en ningún sitio. Es lo que tiene estar rota. Una noche fui a dormir a su casa y dice que aún recuerda la energía "a pedazos" que emanaba de mí. Se recrimina no haberme dicho "Estás mal, quédate en casa hasta que quieras. Si quieres estar en el sofá, está en el sofá. Tranquila. Yo no paro mi vida. No me lo puedo permitir. Pero cocinaré para ti y estaré contigo el mayor tiempo posible." Escuchándola me costaba contener las lágrimas. Sí, es verdad, cada vez soy más llorona. Pero es que estas palabras tan bonitas y sabias conectan con mis vivencias y mi forma de ver la vida de los últimos años. ¿Por qué nos costará tanto simplemente acompañar a una persona que está mal? Meternos en su cueva sin hacer mucho más. Escucharla hasta que salga del bucle. Porque me consta, por experiencia propia y ajena, que cuando alguien está mal habla infinitamente de lo mismo. Hasta que un día habla de otras cosas. Va incorporando sonrisas y otro arcoiris de emociones y supera el duelo. Pero a su ritmo.

La respuesta la sé. Llevo unos años sabiéndola y hablando de ella. Aspiro a ser una buena acompañadora, por eso hago lo que hago. Para ello me formo y leo incansablemente. Lo ideal sería pronunciar más: "Tómate tu tiempo. Ahora toca estar mal. Ya estarás bien." Y callarme para abrazar y escuchar y prestar la ayuda que me pidan, no la que yo me invente. 

Del fin de semana queda un sentimiento de ternura por haber pasado tan buenos momentos con ella. La melancolía de mis recuerdos en Copenhague. Muchas reflexiones que me acompañarán por un largo periodo. Un frigo lleno de comida danesa. Una caja de galletas de mantequilla que me enseñó a hacer el domingo y que saben a cielo. Y mi hija viendo dibujos en danés, repitiendo frases y preguntándome el significado de algunas palabras.

Otro día os cuento la anécdota de la noche que conocimos a Pablo Milanés, sus tres hijas, su hijo pequeño y a la famosísima Yolanda en La Habana. No tiene desperdicio. 

Y por si no lo sabiaís el fin de semana que viene vuelvo a tener visita danesa. 💓




4 comentarios:

  1. Me ha encantado... ¡seguro que tu amiga es una persona tan increíble como tú! Me alegro mucho que hayas podido disfrutar de su compañía y haya conectado tan bien con Carmen. A disfrutar del próximo finde, estás en racha😜

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    1. Gracias!Tengo amigas muy increíbles! (Espero que te des por aludida ;) <3

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  2. Ayyyy Tocaya!!!. Unos momentos así me vendrían ahora muy bien. Poder vaciarme de lo acumulado y poder liberarme con alguien que me entienda. Qué lástima estar tan lejos.
    Me has emocionado, corazón.

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