Bueno, normal es, que me he expresado mal. Lo que no es natural. Pero lo parece.
Lo parece porque de toda la vida, al menos la mía, es lo que el cine, sobre todo el americano, nos ha enseñado.
La gente habla mucho de partos, hombres, mujeres, y siempre son las mismas historias. Tristemente.
Aunque a veces hay alumbramientos fabulosos.
Nace la criatura, lo natural es dar el pecho. Y lo normal también suele ser eso.
Crece la criatura.
Que haya estudios antropológicos que demuestren que el destete natural de un cachorro humano se produce en algún momento entre los dos años y medio y los siete no nos basta para ver con ojos extraños a niños que son lactados más allá de los 3 meses. De los 6. Del año. Según el ojo que los vea.
Decimos que no es natural, puede no ser lo normal pero sí es lo natural.
Que nuestro retoño no duerma en su cama los tres primeros años de vida o incluso algunos años después puede no ser normal, tú y yo sabemos que lo es, que es normal y además, y por supuesto, natural. No hay más que ver como duermen los felinos o los primates, amontonados o pegados los unos a los otros, para entender que nuestro hijo llore cuando nos alejamos. Es su instinto. Es natural.
Natural, normal. Normal, natural.
Y así el lenguaje y nuestra forma de elegirlo no nos ayuda a conectar con nuestra naturaleza, con nuestras necesidades básicas de animales mamíferos.
Desde que soy madre cada vez tengo más conciencia de como hablo, pienso cada frase que digo antes de pronunciarla, o al menos lo intento, en general, porque sé el poder que tiene el pensamiento en nuestro cuerpo, la huella que nos deja. El pensamiento se construye con palabras, así que decir las correctas, hablar con propiedad, llamando a las cosas por su nombre es la base para no construir paradigmas falsos, creencias erróneas que a mí me ha costado y me sigue costando derribar.
Soy filóloga. Cada vez más. En el sentido más etimológico y estricto de la palabra. Ósea que un día acabé la universidad y me dieron este título. Pero es ahora, trece años después, que siento que empiezo a hablar correctamente. Que soy cada vez más amiga de la palabra. Y una de las cosas que empiezo a hacer bien es diferenciar normal de natural.
La gente habla mucho de partos, hombres, mujeres, y siempre son las mismas historias. Tristemente.
Aunque a veces hay alumbramientos fabulosos.
Nace la criatura, lo natural es dar el pecho. Y lo normal también suele ser eso.
Crece la criatura.
Que haya estudios antropológicos que demuestren que el destete natural de un cachorro humano se produce en algún momento entre los dos años y medio y los siete no nos basta para ver con ojos extraños a niños que son lactados más allá de los 3 meses. De los 6. Del año. Según el ojo que los vea.
Decimos que no es natural, puede no ser lo normal pero sí es lo natural.
Que nuestro retoño no duerma en su cama los tres primeros años de vida o incluso algunos años después puede no ser normal, tú y yo sabemos que lo es, que es normal y además, y por supuesto, natural. No hay más que ver como duermen los felinos o los primates, amontonados o pegados los unos a los otros, para entender que nuestro hijo llore cuando nos alejamos. Es su instinto. Es natural.
Natural, normal. Normal, natural.
Y así el lenguaje y nuestra forma de elegirlo no nos ayuda a conectar con nuestra naturaleza, con nuestras necesidades básicas de animales mamíferos.
Desde que soy madre cada vez tengo más conciencia de como hablo, pienso cada frase que digo antes de pronunciarla, o al menos lo intento, en general, porque sé el poder que tiene el pensamiento en nuestro cuerpo, la huella que nos deja. El pensamiento se construye con palabras, así que decir las correctas, hablar con propiedad, llamando a las cosas por su nombre es la base para no construir paradigmas falsos, creencias erróneas que a mí me ha costado y me sigue costando derribar.
Soy filóloga. Cada vez más. En el sentido más etimológico y estricto de la palabra. Ósea que un día acabé la universidad y me dieron este título. Pero es ahora, trece años después, que siento que empiezo a hablar correctamente. Que soy cada vez más amiga de la palabra. Y una de las cosas que empiezo a hacer bien es diferenciar normal de natural.
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¡Me encanta como escribes! :) pues sí...a veces lo "normal" no va de la mano de lo natural... ¡muakkksss!
ResponderEliminarGracias, guapa!Y sí lo natural frecuentemente no va de la mano de lo normal
Eliminarmismo problema con autonomia e independencia. Qué bonito escribes hermana.
ResponderEliminarGracias sis! Hay días mejores que otros :p Y sí, lo mismo con autonomía e independencia!
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