Ahora que ambas estamos de vacaciones tenemos tiempo para mirarnos a los ojos. Para jugar juntas y separadas. Para abrazarnos. Para enfadarnos poco. Para hacer las paces rápidamente. Mientras vivimos esta vida sin grandes lujos, con fecha de caducidad, me vuelvo a preguntar en qué mundo destructivo vivimos que no nos da a las madres un sueldo, una tranquilidad para cuidar de nuestras crías. Los adultos del mañana. Para que lleguen llenos de amor y de tranquilidad y puedan hacer cambios grandes. Así como vamos, cuando no hay vacaciones, es difícil que se acaben las guerras a corto plazo. Hacemos lo que podemos. Hay una gran conciencia nueva. Pero todo podría ser aún mejor. En un mundo sin relojes. En un mundo sin superproducción.
Me daban miedo las serpientes porque me dijeron que me daban miedo las serpientes. Yo me lo creí. Como me dan miedo los martes y 13. Como le temía al dolor de mi sangre y a los partos sin medicina e instrumentos de fríos metales. En castellano serpiente y rana son femeninas. No te sorprendas.
No nos gustan las estaciones. Todos queremos vivir en el trópico. De entrada nos resistimos a los cambios. Aunque yo cada vez le tengo más miedo a lo conocido. Explotamos la tierra porque no queremos que haya cambios, porque no nos gusta no poder comer ciruelas en invierno y naranjas en verano. Por eso no nos gusta el invierno. Por eso no nos gusta llorar.
Al 2016 le debo una hoja de ruta.
Una hoja de ruta pero "caminante no hay camino".
Un guión para saltármelo.
Unas reglas para romperlas.
Unas leyes para infringirlas.
Al 2016 le debo madurez, asertividad. Lágrimas. Algún puñetazo más contra la pared. La enésima caída. Vencer mi timidez. Dejar de tomarme tan en serio.
Un Blog para no explotar. Un compartir sororidad. Un habitar mi cuerpo como nunca antes.
Al 2016 no sé si le debo nada. O simplemente se lo debo al tiempo. A la vida, a la muerte. Las cenizas. A la resurrección. A la tierra, a la luna. Quizás nada más que me lo deba a mí misma. Así que, no me debo nada. Nadie debe nada. Ni a mí. Ni yo. A nadie.
"Well I'm on my way, I don't know where I'm going, but I'm on my way. I'm taking my time but I don't know where." Paul Simon. Son los versos que más he cantado durante los últimos meses. "Bueno, voy de camino, no sé donde voy, pero voy de camino. Estoy tardando pero no sé a dónde".
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