La clave está en que nos despitamos y nos unimos nosotras también a este sinsentido. Pero lo hicimos queriendo ser como ellos. Masculinizándonos. Haciéndonos nosotras también competitivas. Huyendo de nuestra naturaleza. Nosotras no somos así. El sistema nos ha hecho así. Nosotras nos hicimos así.
Repitiendo esta frase perpetuamos la falacia. El cambio empieza en nosotras. No en ellos. Si nosotras damos los pasos correctos ellos nos seguirán.
Las mujeres hemos trabajado siempre juntas. Hemos asegurado la continuidad de la especie en este planeta ayudándonos las unas a las otras. Hombro con hombro. Cuando ellos han decidido que tenían que pelear, que tenían que ir a la guerra, nosotras nos hemos quedado con sus hijos y los nuestros y hemos seguido con las civilizaciones. Trabajando como ellos y como nosotras y criando niños.
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Así que la próxima vez que de tu boca pretenda salir esta frase. Frénala un segundo. Piénsala bien. Piensa en ti, mujer. Piensa en todas tus hermanas. ¿Vale la pena pronunciarla?