¡Re-conecta ahora!


 ¿Desde que eres mamá te persigue la culpa? 
¿Sientes que no consigues llevar las riendas de tus emociones? 
¿Tienes la sensación de que no conectas con tus hijos?
¿Te parece que al conectar con ellos te olvidas de ti misma?
¿Quieres volver a recuperar ese equilibrio en el que todos ganáis?





Entonces estás en el sitio correcto

Soy mamá desde hace cuatro años y medio y como siempre digo:
"Nunca hice un viaje espiritual más intenso que éste".

La maternidad me puso del revés, me hizo tambalear e incluso tumbar muchas de mis creencias. Mis gustos literarios han cambiado totalmente. Donde antes había novelas ahora dan vueltas, por toda la casa, libros de psicología infantil, libros escritos por madres y sus experiencias, libros de ginecólogas, de obstetras, psiquiatras que me han inspirado y guiado desde el principio. Pero también leer y seguir a grandes mujeres en la red o formarme con ellas ha sido fundamental. Un gran número de profesionales que se han valido de sus conocimientos y su propia experiencia como madres para desarrollar una metodología siempre basada en el amor y la escucha activa. Es leyendo de forma ávida, pero sobre todo viviendo mi maternidad en el marco de nuestra propia historia (la de mi hija y la mía) no exenta de cambios muy intensos, que he ido ocupando mi cuerpo. Siempre digo que la maternidad me hizo bajar a él y será por eso que empecé a leer a autoras que hablan sobre cicliciad femenina. Así acabé haciendo cursos y formándome en el funcionamiento del cuerpo femenino antes y después de ser madres. Con todo lo que he leído y aprendido desde fuera y lo que he aprendido dentro de mi cuerpo y de mi propia experiencia como madre he confeccionado este programa:






Reconéctate a tus hij@s


Este curso es para ti si eres mamá o estás embarazada y:
  • Tienes la sensación de estar siempre cansada.
  • Sientes que no consigues llegar a todo.
  • Necesitas más horas en tu día.
  • Te sientes sola en tu maternidad. 
  • Tienes falta de apoyo de tu entorno.
  • Sientes que no sabes gestionar los conflictos con tus hijos.
  • Estás embarazada de tu primer hijo y quieres sentirte preparada para lo que viene.
  • Estás embarazada y ya tienes hijos y quieres aprender a organizarte mejor.
  • Sientes que no llegas a las necesidades de tus hijos al cien por cien.
  • Te sientes culpable porque no consigues darle a tus hijos lo que necesitan.
  • Notas que te estás descuidando, que te olvidas de ti misma.
¿Cuál será el destino al que llegarás?

1) Aprenderás a sacar el mejor partido de cada momento fisiológico en el que te encuentres.
2) Tendrás las herramientas para entender mejor las necesidades de tus hij@s
3) Aprenderás a leerte a ti misma. A conocerte mejor y a aumentar tu autoestima.
4) Te liberarás de la culpa destructiva.
5) Sabrás gestionar mejor los conflictos con los más pequeños
6) Tendrás las herramientas para reducir los conflictos en casa.
7) Crearás un ambiente familiar de Ganar-Ganar, en los que ningún miembro de la familia se sentirá olvidado.
8) Tendrás un rol principal en la crianza y educación de tus hijos.
9) Sentirás equilibrio y abundancia en tu día a día.

  BLOQUES:

1. Las malas madres no existen. En el que hablaremos sobre las expectativas de las madres antes de serlo, la realidad tras convertirnos en ello. Sobre la guerra de las madres y sobre la ciclicidad de mamá.

2. Todos los niños somos buenos. En el que trataremos las necesidades más importantes de los bebés y niños pequeños. Aprenderemos a formular enunciados respetuosos para con nuestros hijos. Y a usar recursos para reducir los conflictos.

3. Lo que los demás piensen de mí o de mi maternidad no es asunto mío. Sabemos que la presión exterior puede llegar a tener bastante peso en nuestras decisiones. Aprenderemos a gestionar nuestra maternidad de forma asertiva y empoderada para que no sintamos que perdemos el control de lo que nos corresponde a nosotras.


DURACIÓN Y FORMATO DEL CURSO:

El curso tiene una duración de dos meses. Desde el 24 de abril hasta el 24 de junio. (Que termine el 24 de junio es simbólico. Tras el solsticio de verano dejaremos nuestro viejo yo y entraremos en la estación del verano, que es la más maternal, como veremos en el curso, recargadas de energía y llenas de empatía).

Una vez cada dos semanas te llegará un PDF a tu e-mail. Tendrás dos semanas para leerlo y trabajarlo. Para reflexionar. 

Cuando pasen las seis primeras semanas entraremos en la parte práctica. Antes haremos también pequeños ejercicios.

Nos encontraremos en un grupo cerrado de Facebook y un grupo en whatsapp abierto las 24 horas durante los dos meses que durará el curso para sentirnos acompañadas en todo momento en este viaje.

Además de esto tendremos tres reuniones en una plataforma on line. 

Testimonios de alumnas en mi curso anterior Reconecta con tu cuerpo. Conecta con el mundo:

"Para mí ha sido un curso lleno de cosas super importantes como es el propio reconocimiento del cuerpo, desde que empecé a hacer el curso algo cambió en mí. Llevo dos meses sin dolor menstrual cuando siempre me había dolido mucho, pero ahora conecto con mi útero, mis ovarios y no los rechazo sino que conecto con ellos. También me he dado cuenta de muchas cosas como mujer que antes no valoraba, me he vuelto feminista cuando antes he sido muy tonta y permitía cosas que son machistas, en definitiva me ha cambiado muchísimo a mucho mejor. Ahora me quiero como soy, quiero mi cuerpo, mi menstruación y toda la feminidad en completo. Gracias Ana, de verdad sabía que iba a ser increíble y lo confirmo." Jenifer


"El curso ha llegado en un momento crucial en mi vida, aprendí a no martirizarme tanto por cosas que no puedo cambiar y a sentirme poderosa a más no poder y a ser capaz de defenderlo ante cualquiera. Enriquecedor, sin duda..." Bella



"Ana transmite una super energía positiva. Sus palabras, en los módulos, te abren a un mundo nuevo. Yo soy más consciente de mi ciclicidad y de mi influencia lunar. Vivo mejor mis 4 fases y me he ¡Descubierto a mí misma! ¡Todo gracias a ella! ¡Un curso que aconsejo a todas! Como dice una de mis frases favoritas del mismo: "Yo, siempre, a salvo" 😉 Federica 



"Este curso no podía tener un nombre más acertado, RECONECTA.
Realizarlo me ha ayudado a parar, ser más consciente y desconectar del piloto automático en el que funcionaba. Reconciliarme con mi menstruación, amarme tal y como soy, empoderándome. 
Ana es un amor, está lejos pero parece que esté aquí cerquita mía, además la conexión que se ha creado en el grupo ha sido especial, mujeres compartiendo dudas, preocupaciones, experiencias, dándonos comprensión y apoyo mutuo.
Estoy muy contenta de haber aprovechado esta oportunidad." Gloria

 "Este curso me ha acompañado en momento de cambio y punto de inflexión en mi vida, mi maternidad y mi feminidad. Además te acerca a mujeres que aún con vidas y situaciones distintas sienten lo mismo que tú. La sensación que me ha dejado es la de pertenencia al grupo pero a través de un trabajo interior. Reconecta y empodera." Victoria

"Sobre Reconecta y haber conocido a la maravillosa mujer Ana Gálvez, puedo contaros que me llevo un grupo de mujeres que aunque no conozco personalmente nos apoyamos y compartimos valiosísima información. Gracias a este grupo me he empoderado y he aprendido a rebelarme contra los ataques que sufrimos como género.
He vislumbrado mi camino y este se andará entre mujeres, he aprendido, o estoy en el camino, a no juzgarnos, y ahora siento que todas las mujeres nos encontramos unidas por hilos invisibles y no dudaré en ofrecer mi apoyo a cualquier mujer que necesite mi ayuda.
Entre todas conseguiremos un mundo mejor. Gracias por todo." Lubna





EMPEZAMOS EL 24 DE ABRIL





INVERSIÓN 150€ 



O 2 CUOTAS DE 79€






PERO LLÉVATELO AHORA POR TAN SÓLO

 90€ (SÓLO HASTA EL 19 DE ABRIL)





PACK RECONECTA CON TU CUERPO. CONECTA CON EL MUNDO + RECONÉCTATE A TUS HIJOS  

AHORA POR TAN SÓLO 165€  (INVERSIÓN NORMAL 265€, AHORRAS 100€, sólo hasta el 19 de abril)





PACK 2X1
 
TRÁETE A UNA AMIGA Y LA INVERSIÓN SERÁ SÓLO DE 150€ 
(OFERTA VÁLIDA PARA CINCO INSCRIPCIONES, ¡DATE PRISA! 😉).



Mostrando entradas con la etiqueta Tinieblas. Mostrar todas las entradas
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23 sept 2016

El bebé es un mamífero, su madre, su padre y los médicos también.

Volviendo de las vacaciones, en el coche, tuvimos tiempo para hablar. Sobre crianza, sobre el cuerpo, sobre desaprendizaje, sobre conexión. Mis temas favoritos. Comentábamos que era increíble tener que recurrir a libros para criar, para parir, para conectar entre nosotros. Con nuestras crías.

Últimamente Aristóteles me cae regular. Y es que en filosofía en el instituto no me dijeron que este hombre, como tantos otros griegos coetáneos, padecía de misoginia. Ahora que no hago más que leer y hacer cursos y seguir a mujeres que me inspiran muchísimo he sabido que nos consideraba seres incompletos, por el simple "fallo" de no tener falo. Al parecer, gestar bebés, parirlos, nutrirlos y tener la capacidad de cuidarlos no le parecía suficiente. ¡Bah! Eso lo hace cualquiera! Cualquiera excepto los poseedores de falo, que hacen otras cosas, claro. Pero hay una frase suya que siempre repito "El hombre es un animal social". Rousseau, con una sensibilidad mayor también lo admite para horror de Voltaire y tantos otros filósofos de la época. Hablamos de cien años antes de Darwin.

Y hablando de animales y de humanos y de capacidad de parir y de nutrir me estuve acordando de lo que me ha contado mi madre estos días que he estado en casa.

Ella trabajó muchos años en un hospital. Aunque no es médico, ni enfermera ha estado muy en contacto con personal sanitario siempre. Me hablaba del "goteo" que es una anestesia general que al parecer se usaba mucho en los 70 y 80 para dormir a las mujeres durante los partos, por aquello de que no molestaran sufrieran tanto.

Al parecer había una eminencia en los años que ella parió, en el hospital en el que desempeñó su trabajo, que decía que "las mujeres no somos animales" justificando así el uso de herramientas varias en paritorio.

Y yo pensaba en un médico francés. Siento verdadera admiración por los médicos que no se quedan exclusivamente con lo que han aprendido en la facultad, con lo que les dicen otros médicos. Siento admiración por los médicos que son capaces de mirar (viendo) otras culturas, sin juicios, sin neocórtex, con verdadero interés y ganas de aprender. Pero sobre todo, de cambiar el mundo. Michel Odent es uno de ellos. Adoro leer con que pasión habla de la necesidad de inhibir el neocórtex para cualquier proceso sexual, sobre todo se centra en el parto.

"Cualquier inhibición, sea durante el parto sea durante cualquier otro episodio de la vida sexual, procede del neocórtex. Es por ello que, en un parto que se desarrolle espontáneamente, según el "método de los mamíferos", llega un momento en el que la mujer parece que desconecte del mundo y se vaya a otro planeta. Este cambio de estado de conciencia indica la reducción del control por parte del neocórtex. Es entonces cuando la futura madre se siente libre y se atreve a gritar, a abrir sus esfínteres, olvida lo que ha aprendido, lo que le ha transmitido su cultura, lo que es "de buena educación". No hay mejor manera de conseguir que un parto sea largo, difícil, más doloroso y, claro está, más peligroso, que estimulando el neocórtex, la cuna de todo tipo de inhibiciones . Se puede estimular el neocórtex mediante la luz, utilizando el lenguaje racional, lógico o comportándose como un observador. En cambio, la sensación de intimidad nos indica que el neocórtex ha reducido su control". Dice en su maravilloso y necesario libro "El bebé es un mamífero".

Hablando con mi amiga María de estos temas me contaba la competitividad que existe entre matronas y ginecólogos (su tía es matrona y le cuenta). De como cuando pasa demasiado tiempo y la parturienta no ha dado a luz aún, llega el médico, reloj en mano, metiendo prisa y añadiría "sólo" (y sólo porque estos días ando políticamente correcta): "Activando el neocórtex".

Es una pena que para encontrarnos a nosotros mismos, para volver a conectar con nuestra biología, con nuestra naturaleza más primal, para aprender a respetar nuestro cuerpo, a nuestros hijos y al vecino tengamos que recurrir a los libros. Aunque claro está, peor es nada.

Con todo esto he llegado a la conclusión de que al mundo le falta ternura y doulas en paritorio...De lo que sobra no voy a hablar. Porque pienso como el Dr. Odent:

"Para cambiar el mundo hay que cambiar la forma de nacer"


16 sept 2016

Se tiene el listón bajo

Señora, no me diga más que mi hija se ha portado estupendamente mientras estaba con usted, que es muy obediente.

Que se me eriza el vello de todo el cuerpo.

¿Acaso no ve las noticias?

Yo sé que más que yo.

¿No oye de violaciones, de maltratos, de muertes?

Bien, usted piensa que las chicas de hoy son tontas y se van con quien no tienen que ir.

Y así nos va, mientras sigamos pensando que las "que se lo buscan" son ellas seguirá pasando.

¿Pero no oye o dice usted misma que tal asesino, o tal maltratador no lo parecía?

¿Que era un chico estupendo, un marido ideal un vecino educado?

¿Entonces de qué estamos hablando?

Claro que una se confía.

Y es que, ¿Sabe usted lo que pasa?

Que el listón está bajo. muy bajo. Bajísimo.

Está tan bajo que nos enamoramos del primer tipo que nos deja paso en el tráfico.

Del primero que nos dice un piropo por la calle, porque es romántico y pura galantería.

Porque nos enseñan a amar de forma masoquista.

Con mucho castigo.

Ahora te quiero, ahora ya no, o bueno, sí, aunque tú no sientas mi amor. 
Hemos crecido  con la idea romántica absurda de que el amor bien demostrado viene de parte de una margarita, o no.




12 sept 2016

Ligera de equipaje

A ti que nunca te molestaste en conocerme
 
sólo en poseer mi cuerpo 

y pisar algún pedazo de mi alma 

cuando más sed tenías, 

sin que lo supieras.


A ti que me quisiste como un objeto. 

En momentos puntuales.


A ti que quisiste perderte la mejor parte de mí misma 

la soñadora, la melancólica la 

"Me voy a la luna, ¿Te vienes conmigo?"


A ti que sólo mirabas mi boca con prisa 

sin sentir las palabras que de ella salían 

A ti te digo: 

que sobreviví a las noches sin ti

a la ausencia de tus llamadas

a tus falsas promesas

a tu mirada de niño que en realidad no lo

era.

 A mí,

que la mayoría del tiempo vivo en la luna 

que cada vez voy más ligera de equipaje 

I'm a light traveller 

un poco por mérito propio un poco porque 

la muerte me enseñó que no 

te llevas nada con ella

que todo lo dejas aquí, incluso la carne,

sobre todo la carne
 

Nada como el cambio para conocerme mejor

Nada como salir entera aunque con humo de ti y 

de otro 

montón más 

Sufrí en silencio, quise más y no lo pedí 

y al final me escapé

por la puerta de atrás, 

un poco como hago siempre

magullado mi orgullo de loba, 

pero mirando al frente,

con la certeza de la supervivencia.


A  ti y a mí, nos digo:

Aunque a veces parece que se haga cuesta arriba,

la vida nunca ha sido tan fácil de vivir

        Alejada de devoradores de carroña como tú.
La carroña es sinónimo de debilidad.

La mía y la de tantas otras mujeres que pasaron y

pasarán por tus manos,
por las vuestras.


17 ago 2016

A veces el tiempo no sólo no lo cura todo sino que te deja peor.

Perdí al padre de mi hija cuando ella tenía 9 meses. Muerte súbita. Fue exactamente tan doloroso e impactante como suenan esas dos palabras juntas: muerte y súbita. Jamás habría pensado que podría hablar del tema con la naturalidad con la que lo he hecho siempre.

Hay personas que me preguntan cómo he podido seguir adelante. A lo que yo respondo que no sé ni como. Supongo que un día seguía a otro y así el tiempo ha ido avanzando hasta pasar 3 años. Supongo que me tenía que levantar cada mañana. También caía algún que otro despertar nocturno de la mano, o mejor dicho de la boca, de mi peque que buscaba la tetita de su mamá para que le diera cobijo en la oscuridad. Evidentemente esta unión con ella ha sido un gran motor, el gran motor. Aunque no el único.

Conocer a mi pareja actual justo al año del fatídico suceso seguramente también me haya sumado bienestar o restado dolor. Yo también habría pensado que un año era demasiado poco tiempo, pero créedme, cuando tu compañero desaparece de un minuto a otro echas de menos el hombro en el que te apoyabas, la persona a la que le contabas todo y cada día va sumando un poco más de melancolía. Luego llega una nueva persona a tu vida, cuando menos te la esperas, trayéndote luz e ilusión y es como si le diera al interruptor de "simplemente sobrevivir" y todo cambia a "volver a vivir". Fue y es muy bonito lo que hemos montado juntos, a pesar de las dificultades a las que nos hemos enfrentado. Él una hija de 8, yo una de casi 2. Los celos que han ido arrastrando ambas, el cambio de país para volver a Italia de donde, al igual que el padre de mi hija, son ellos, (mi compañero y su hija) y tantos otros cambios y momentos difíciles.

He estado entretenida, digamos que no he parado ni un segundo. Al principio hasta me lamentaba de no haber tenido un duelo como es debido. Por la falta de tiempo, o mejor dicho, de momentos de tranquilidad. Ya han pasado tres años. Cada día pienso en lo que él se pierde, en esa hija preciosa que crece y que no puede disfrutar de su padre. Ni él de ella.

Pero sobre todo pienso en su madre, la de él y en su padre, claro, también. Y me doy cuenta de que en esta película me tocó un papel algo más fácil. Porque primero me acostumbré a estar sin un compañero. Pero al poco volví a "ocupar mi corazón" a "recuperar la sonrisa" como escribiría la prensa rosa. Pero esa madre...Esa madre no volverá a tener a su hijo. Un hijo es insustituible. Lo había oído siempre. Pero ahora soy madre. Y como lo entiendo. Lo entiendo hasta el mismísimo tuétano de mis huesos.

Yo sigo adelante, acordándome mucho, resignada y ocupada con la vida pero hay unos días al año en torno a la fecha que siempre estoy mal, me hago una madeja de emociones que no consigo deshacer. A menudo siento como si el cuchillo clavado en el centro de mi pecho se moviera dejando escapar la sangre que sale a borbotones a la par que las lágrimas de mis ojos. Me decía mi compañero el otro día que a mí me ha pasado lo que crees que le pasa a los demás y nunca a ti. Con 34 años y en pleno puerperio. Es muy fácil escribirlo.

Recuerdo sentir vértigo desde un cuerpo cansado y envejecido de repente.

Pero lo puedo contar.

Cuando nos deja una pareja intentamos no pensar en los buenos momentos que vivimos con él/ella, porque nos destruyen. Intentamos pensar sólo en lo malo. Pero, y una madre que pierde a un hijo ¿en qué debe pensar? Buenos y malos momentos, creo que todos llevan un buen ejército de termitas que imagino te van carcomiendo por dentro hasta hacerte añicos.

Sigo en contacto con ella, hablamos casi todos los días y nos vemos a menudo, no vivimos en la misma ciudad. ¿Cómo lo lleva? Digamos que tira "p'alante" lo más dignamente que puede. Es una mujer muy fuerte. Tiene un carácter increíble. Es admirable, aunque a menudo tiene sus días de no salir de la cama. Comprensible. Para ella su nieta es un chaleco salvavidas que la mantiene a flote y en cierta manera yo también lo soy. En mí ella ha encontrado una, se puede decir, creo, especie de hija, pero que, claro, nunca podrá sustituir a su (nuestro) querido Patrizio que se fue demasiado pronto, cuando acababa de ser padre y de cumplir 40 años.

Así que no, definitivamente el tiempo no siempre lo cura todo. Lo que te hace es resignarte y poco más.


14 ago 2016

No me escondo: Yo tampoco disfruté de mi parto

Ni de mi postparto. Tenía los puntos de una cirugía mayor: la cesárea que me hicieron para extraerme a mi hija...Me dolía y tenía que estar quieta en la cama mientras le daba la teta, así estaba en la gloria. Tumbadas barriga con barriga enamorándonos la una de la otra. Viviendo nuestro idilio.

Es verdad que a veces no me entendía, no lograba descifrarme debajo de aquella montaña (¿rusa?) de hormonas, de esa grandísima responsabilidad que se me vino de repente, de toda la inexperiencia de una madre primeriza, de ese inagotable cansancio que vivía encima de mí.

Recuerdo las compresas gigantes, las bragas de papel como las de la foto de la que habla Carme Chaparro en su artículo "Cosas naturales que nos dan vergüenza" Cuyo enfoque no me ha gustado nada. Coincido con ella en que se hable más, mucho más, de postpartos pero no de esa forma.

En mi opinión no ayuda en nada a cambiar la visión que la gran mayoría tiene de lo que significa dar a luz, esa que nos cuentan las películas: mujeres gritando, litotomías, luces de hospital, médicos que nos dicen como hacer, como si nuestros cuerpos de mujer no hubieran parido durante milenios...Su artículo no hace más que seguir metiéndonos miedo, más miedo aún del que ya teníamos antes, para bloquear aún más nuestro cuerpo.

Su artículo me despierta además mucha curiosidad, de saber cómo fue (han sido) sus partos, sé que es madre, no sé de cuantos niños. Porque detrás de muchas formas de actuar, de muchas formas de opinar están las formas de parir, esas que a menudo anulamos porque (creemos) es mejor para nosotras. No pensar, no sentir, no saber, demasiado. Miedo a indagar a acceder a la información. A entrar en nuestro cuerpo para saber como nos sentimos realmente.

Así que Carme, si quieres y con todo el cariño, de verdad, hablamos de puerperios, de violencia obstétrica, de hormonas, de emociones, de sentimientos, de postpartos, de lo normal y lo natural y de todo lo que tú quieras, me gustaría mucho compartir una conversación de mujer a mujer contigo. Una conversación directa de corazón a corazón. Descubrir tus miedos. Porque el origen de ese artículo no es más que el miedo. Hablarte de los míos. Y transformar ese miedo en amor. El que hace que no nos extingamos, el que hace poblar continuamente el planeta a pesar del empapador "de la vergüenza".

Estaré encantada de hablar de todo esto con cualquier mujer. Es mi tema favorito. Así que la que quiera, aquí me tiene.




14 jul 2016

Sansón y Dalila. El sol y la luna

Me encuentro en un momento de mi vida de peregrinaje hacia dentro de mí misma. De mi esencia. El facilísimo: Gnosce te ipsum, casi nada, Sócrates. Me, mi, mí, yo...Que aplicado a una fémina me parece más difícil todavía.

Todo empezó en mi puerperio, cuando nació mi hija hace algo más de tres años y medio. Viviendo sentimientos muy intensos y contradictorios, amor, miedo, pena, alegría, vida, muerte, más tristeza y alegría.

Ahora que estudio, leo, me informo y me formo con tesón sobre mi naturaleza cíclica, sobre la luna, sobre mis cambios. Sobre como abrazarlos, como abrazarme, conocerme, aceptarme para ser mejor, para quererme más, para dar más al mundo. En efecto empiezo a creer que es parte de mi misión en él.

Leo sobre la luna. Sobre sus fases, su relación con la Tierra, con las mujeres, con el Sol. 

Y se me viene a la mente el mito de Sansón y Dalila que para muchos es una interpretación del Sol y la Luna. La luna es la regente femenina por antonomasia, responsable de nuestro ciclo, de nuestros cambios físicos y psicológicos a lo largo del mes.

Y si Dalila es la Luna, la mujer. Sansón obviamente es el hombre y el sol.

Al contrario de lo que se pueda creer, la luna no tiene brillo propio sino que "roba" su brillo al sol, es el reflejo de éste lo que la hace brillar a ella. Brilla más, está plena cuando esta opuesto al sol.

Sansón se queda sin fuerzas porque una mujer pecadora (por una vez y sin que sirva de precedente, nótese el tono irónico) le "roba" su energía, toda su fuerza. O eso cuenta la Biblia, o eso se interpretó de ella.

¿Quizás de ahí venga el miedo de los hombres a las mujeres? El hombre pierde su fuerza cuando la mujer se la quita.

Yo soy mas partidaria de aceptar que juntos podemos brillar, que la unión de ambos ha asegurado la consecución de la especie.

Adoro a la Luna, a la Madre Tierra y precisamente, como mis hermanas, las que sienten como yo no tengo ningún interés en la guerra. Quiero paz, nada anhelo más que vivir mis fases con tranquilidad, escuchando mi naturaleza, abrazándola. Sin ser perseguida por mi condición de mujer.


  • Quiero paz pero se vive en guerra, no oficialmente. La vida tal y como la tenemos montada está peligrosa, es una carrera constante. Y una competición. ¡Qué pocas energías tiene una a veces! La luna hay momentos del mes en los que no desea brillar. Hay momentos del mes en los que se esconde del mundo. Como lo que miles de mujeres querríamos hacer y haríamos si tuviéramos la oportunidad en ciertos momentos de la vida.

Escondernos del mundo. Solas.

O con Sansón. Sin su fuerza bruta. Desarmados y entregados al amor. Quizás todo esto, la pesadilla, no sea más que una mala interpretación del mito.

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22 jun 2016

Algo pasa

Algo pasa cuando una mujer después de no poder quedarse embarazada, después de años de intentos, de análisis, de informes médicos, de probar métodos e inseminaciones, lo consigue. Se queda embarazada.

Algo pasa.

Se forman dos bebés. Por el camino y por desgracia, uno se pierde. Se llega al nacimiento. Adelantado. Por pérdida de líquido. Cesárea programada a las 33 semanas. Hombre, no iba a ser de otra forma, ¿qué te pensabas? El niño nace sano, muy sano. (Aquí iría un "gracias a Dios") Pero lo meten en la incubadora, porque es pequeño.

Algo pasa.

Ella, ¡la madre! mientras tanto en su habitación. El primer día no se puede mover. Le duele todo. No se siente las piernas. Ha pasado por un proceso quirúrgico, de bastante embergadura. Está claro, o al menos, eso parece.

Algo pasa.

Porque pasan dos días. Y pasan tres. Y pasan cuatro. Y aún no ha ido a verlo. ¡A su hijo!Sigue en su habitación. Ella está consciente. Y aparentemente muy cuerda.

Algo pasa

Eso es lo que le pasa a nuestra sociedad. Que aparentemente todos estamos muy cuerdos.

Pero algo pasa.

Porque la leona que lleva dentro no despierta.

Algo pasa.

Porque sus tetas de mamífera no quieren reaccionar.

Algo pasa.

Ella tiene miedo. Mucho miedo. Disfrazado de sonrisas y conversaciones superficiales.

Algo pasa.

Para mí ella no es más que una víctima. Ni siquiera del personal médico que la ha tratado. Sino del borreguismo en el que estamos plantados la inmensa mayoría.

Algo pasa.

Porque no reacciona. No se da cuenta de que el que está en la incubadora, en vez de encima de su pecho es su hijo. Que es de ella. No del hospital. No de la incubadora.

Algo pasa.

Ese niño necesita a su madre. O en su defecto, calor humano. Para poder crecer. Avanzar. De lo contrario sobrevivirá. Sin más. Quizás.

Algo pasa.

Porque su madre no sabe que él está siendo una víctima también.

Algo pasa.

Porque por desgracia el victimismo, el de verdad, no el de hablar por hablar, es contagioso. Y total mira lo bien que estamos todos sin maternar.

Pero ¡Qué cosas tan extrañas pasan en el mundo!

¿Y a qué se deben todas esas guerras?

Algo pasa.

Porque estamos demasiado adoctrinados y anulados.

Algo pasa.

Cuando no podemos ver esta situación como grave.

Algo pasa.

Esa mujer necesita información. Pero sobre todo mucha ayuda psicológica, quizás incluso psiquiátrica.

Algo pasa cuando las cosas pasan de una manera y podrían haber pasado de otra.

Sistemáticamente.

Algo pasa.

Urge actuar de forma distinta. Urge reconectar con nuestra naturaleza. Urge salirse de las filas, de la línea marcada. ¡Sacar los pies del tiesto! Si en algo queremos cambiar el mundo.


14 jun 2016

La violencia obstétrica es violencia de género

Cada vez que oigo a una mujer contando su parto instrumentalizado siento una punzada en el corazón.

El 90 % de las mujeres del mundo sufrimos violencia obstétrica, sólo que algunas no lo saben. Se enteran después. Nos enteramos después. O quizás ni eso.

Cada vez que escucho que a una mujer le robaron el parto me duele la cicatriz de mi cesárea, de la mía y la de mi hija, porque ella salió de esa raja, de esa herida, que fue en mi piel. En mi útero. En su alma.

Cada vez que escucho a una mujer ya consciente de que no tuvo el parto que ella quería, pero que se conformó, que se convenció, que la convencieron, me salen moratones en los brazos. Ahí donde me apretaban las gasas que me ataban para no interrumpir el acto.  Para no interrumpirles a ellos, los médicos, mientras hacian todo su trabajo. Mientras me robaban mi parto. Mientras nos robaban nuestro parto, a mí y a mi hija.

Cada vez que escucho a una mujer que ha tenido un parto tranquilo, en casa, a su ritmo y al de su cría, sale el sol en mi corazón. Me alberga la esperanza y una lágrima cruza mi mirada, como el hielo al derretirse.




Otras entradas sobre violencia obstétrica:

Brazos en cruz

Antes y después de violencia obstétrica

Il passato sarà il futuro. El pasado sera el futuro


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20 may 2016

Volver a Ítaca

Superé reptiles hambrientos.

Gangsters que se apostaban mi pellejo.

Me crucé con hombres grises que giraban sus espaldas escondiendo su piedad.

He visto la hoja fría de la eterna amiga cortar cabezas en el baño.

Y al volver de mi periplo me encontraron cambiada.

Quizás habría tenido mas mérito seguir como antes....


.....NO TE JODE!!!

Imagen tomada de aquí



10 may 2016

Rosas y espinas en mi jardín

Y al final he perdido los nervios.

Me he quedado sin recursos.

Paso de ser la madre más amorosa y paciente a ser un sargento en un minuto.

Me voy calentando y al final exploto y te fuerzo a hacer las cosas. Se me atonta el neocortex.

Yo tampoco tengo inteligencia emocional, la estoy aprendiendo ahora, a marchas forzadas desde que tú llegaste a este mundo, a mi mundo. Lo hago por ti pero también por mí. Tú me llevas a mejorar.

Tengo muy claro eso de que a los niños hay que hablarles con amabilidad, comprensión, respeto e impulsándoles a tener autoestima. Entre otras cosas porque nuestra voz se convierte en la suya, la que les hablará a ellos de grandes. La del autodiálogo. Como los veamos nosotros se verán ellos, en eso insisten muchos psicólogos y en mi pensamiento encaja.

Soy una fiel defensora del "los niños no hacen las cosas por desafiarte". No es nada personal en contra de ti.

Sin embargo, a veces me siento atrapada. No quiero llevarte a hacer cosas usando el miedo o la mentira, parece el camino fácil ahora, pero sé que tiene sus efectos secundarios. No me gusta juzgarte ni etiquetarte, pero, ya un poco has visto cómo funcionan las cosas en este mundo, los juicios y las etiquetas están en todas partes, acechando en la boca de todos, pero no en la mía, esa fase la tengo cada vez más dominada, bueno, puede ser que no del todo.

Y al final mi reacción es infantil, la de una niña dolida porque otra no hace lo que ella quiere, y me parece que tienes algo personal, algo en contra de mí. Perdóname soy sólo una adulta. Y al final siempre acabamos llorando las dos, tú por mi reacción, yo por mi reacción, y es que acabo de llegar del trabajo y tú "tienes que" dormir y yo tengo hambre. Tú ya hace una hora que comiste. Sé que estás cansada y por eso das mil vueltas antes de irte a la cama y juegas con todo y luchas contra tu propio cansancio. Y yo tengo cada vez más hambre y además tengo que recoger la casa y limpiar los baños, y plantear la cena y planchar  y estoy cansada, pero tengo que hacerlo. No, no me exijo demasiado. Es que si no lo hago yo, dime quién. Y en la mente me martillea el comentario desafortunado de ese compañero mal educado del trabajo y el jefe siempre es igual, ¡Qué cosas me dice! ¿Y aquél tipo que se me coló en la rotonda? ¡Qué cabreo! Y encima llego a casa y tu abuela me tiene que soltar lo de que planche las sábanas y antes de entrar la vecina que ¡Qué cara de cansada tengo! Que si como bien. Y hablando de comer, ¡no!¿Ves? Que no me puedo cuidar. Tengo hambre y tú sigues sin dormir. Pero ¡Bastaaaaaaaaaa yaaaaaaaaa! Deja de jugar con el agua del bidé y ven de una vez a la cama que ya ni sabes lo que estás haciendo del sueño que tienes.

Pero como no vienes te he cogido a la fuerza en brazos y ahí has empezado a llorar y ahí te he metido a la fuerza en la cama y te he dicho incluso que "me da igual que llores!¡ Ahora te vas a dormir porque lo digo yooooooo" Y mientras llorabas te he dicho otra frase que odio:"¡Bastaaaaa yaaaaa! ¡No llores más!" He llorado por lo difícil que es ser la mamá que quiero ser, por lo que influye a veces el exterior en el interior. Y al final te has dormido y he salido de tu habitación pensando en lo mucho que te echaba de menos y en las ganas que tenía de que te vuelvas a despertar y en los besos y abrazos que te voy a dar y en lo que te diré entonces:"mamá a veces no sabe como actuar y se queda sin recursos y ahí sale su peor yo. Pero tú NO te mereces esto. Tengo que aprender a gestionar mejor ciertas situaciones." Sé ya que alguna lágrima se me volverá a escapar. Tú no me guardarás rencor e incluso me dedicarás una apiadada y tierna mirada mientras tus labios rezan "te quieo mucho" y yo me sentiré mucho más pequeña que antes y el sentimiento de culpa, ése que no debe existir para los demás, irá in crescendo y ahí me volveré a jurar que nunca, nunca más, perderé los nervios de nuevo, exactamente como hice la última vez.

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2 may 2016

Volver a Roma

Volver a Roma es como volver a entrar en el centro de mi alma. Roma me conecta con una parte de mí en decadencia. Con una parte importante de mi historia como la historia del mundo. Roma auge y caída. Vida y muerte y vida de nuevo.


Roma y castelli romani. Un buen trozo de mi corazón se quedó mudo, atrapado, bajo cenizas de cemento, hierba y ramajos. Mi alma encuentra paz entre el barullo del tráfico, bocinas enloquecidas y acento romano de escena "alla Alberto Sordi". No recuerdo de cuanto era la moneda que lancé al agua de la fuente la primera vez, pero debe haber sido de quinientas pesetas porque la relación contigo fue para siempre. Volví eternamente a la ciudad eterna.

Roma amatriciana o carbonara. Paseo lungo Tevere "...che andava lento lento..." Atardecer de cielo encuentra tierra desde Villa Borghese. Y vuelta al caos de tu tráfico en medio de arcos y columnas que nos recuerdan que ¡eh! ¡Roma è Roma! Nonostante tutto...

Roma, tú me enfrentaste a la realidad, a la mujer que nació en ti hace poco, atravesando espinas afiladas. A ser una lupa capitolina amamantando a deshoras y derramando gotas de leche caliente como la sangre de mis venas.

La ciudad se mueve a un ritmo vertiginoso y yo me siento pequeña en medio de todo este mundo. Un número. Porque por suerte y por desgracia en Roma no eres más que un número. A menos que te llames de otra forma.

El techo del Panteón sobre mi cabeza ande yo allá dentro o no, siempre es igual, un techo a medio cubrir, mitad lluvia, mitad sombra, mitad sol, mitad...Ya me pasé. Las matemáticas no son lo mío. O eso dicen.

Roma sí lo es. Roma es un poco mía como yo soy un poco suya. A pesar de la melancolía que me produce recorrer sus rotas aceras de adoquines resbalosos de lluvia, aunque sólo sea imaginariamente.

A menudo siento que vivo, a veces simplemente sobrevivo. Roma al revés era Amor.

Roma lo que fuiste y pudiste haber sido. Pero va bene lo stesso. Así también vale. La frase más potente que me han dicho en mi vida fue allí: "Non fare finta che non ti è sucesso niente" (no hagas como si no te hubiera pasado nada). Desobedecí un poco, ya sabes, la cabra tira al monte.

Roma es Roma. A pesar de todo. Y yo estoy bien, a pesar de todo. A menudo incluso vivo. A veces hasta te sobrevivo.

29 abr 2016

Quiéreme como yo necesito.

Lo sé que no es fácil. Sé que no sabes de que demonios estoy hablando. Pero mírame con intención de verme, escúchame con intención de oírme. Quiéreme como yo necesito. Sólo así mi niña interior estará contenta. Satisfecha. Tranquila. Así podré dar más al mundo. Así te lo daré todo.

Si ves que no lo consigues. No te preocupes. No quiero que te esfuerces. Ya resolveré la situación como la adulta que soy. Ya abrazaré yo a mi niña interior, aunque me cueste muchísimo. Así podré dar más al mundo. Y de todos modos seguiré dándote todo.

25 abr 2016

Desolación

Desolación es sinónimo de cielo gris. Ni siquiera azul marino de tormenta.

Es sinónimo de cielo gris y blancas paredes grisáceas.

Es sinónimo de silencio y sirenas de fondo.

Es sinónimo de estruendos como de tormenta. Pero que no lo son.

No exactamente.

Es sinónimo de artifical. De máquina.

De olor a pólvora.

De carreras. De huidas. De gritos.

De "agarra lo que puedas rápido que hay que irse de aquí a la de ya" No importa si dejas tu casa abierta. Tu techo. Tus sueños interrumpidos.

No importa si llevas un niño en tu vientre que crece por días.

A ti sí te importa, pero a los que idearon esta guerra no. Así que no importa. Era el peor momento para traer un hijo al mundo. La vida se abre paso entre escombros. Entre muerte. ¡Qué cosa más extraña!

"La vida continúa". ¿De qué hablan estas personas? Sus sueños. Sus vidas.

¡Bah! Mi guerra, mi dinero. Mi ego. Mi poder.

En tu memoria llevas la risa pura de los niños que juegan en tu barrio. Ahora a correr. Pero no es un juego.

Desolación es sinónimo de lluvia. De lluvia sobre mojado.

De hambre. De suciedad. De niños con rodillas ennegrecidas por jugar bajo escombros de guerra día tras día.

Desolación es llegar a la casa de los amigos de unos amigos y que te traten mal.

Desolación es que te toque seguir corriendo porque a donde has llegado tampoco eres bienvenido.

Desolación es que te toque parir en medio de la lluvia a la intemperie. O quizás no.

Desolación es que el fruto de tu vientre sea un apátrida. Un niño sin bandera, ni pasaporte. O quizás no.

En cualquier caso desolación es no tener opción.

Tristeza es un corazón invadido por el miedo y la avaricia. Desolación es la unión de muchos corazones productos de miedo y avaricia.

Al mundo le falta ternura. Es la única manera de parar la barbarie. La única forma de que estas desgracias no sigan repitiéndose hasta la saciedad. Pero si no consigues enternecerte intenta al menos tener empatía. Intenta ponerte en el pellejo de esas personas.
Imagínate en cada una de esas situaciones.

Tu mundo no es tuyo. Es de todos. No importa donde naciste. Lo importante es donde estás. Las fronteras son para ellos. Los dueños de la guerra. Los señores del mal. No para los que tenemos miedo. Los que vienen y los que ya están.


Imagen tomada de www.reuters.com 



15 abr 2016

Brazos en cruz.


Brazos en cruz. Frío bisturí. Verde quirófano. Dignidad pisada. Alma pura.



Imagen tomada de aquí

Jarrón de sangre

Imagen de aquí
No soy tan fuerte como crees. En realidad soy frágil como un jarrón de cristal. Uno de esos que se hace mil pedazos si se te cae de las manos. Uno de esos que cuando te acercas a recoger sus piezas te hace una herida buscando tu sangre.

El hombre que me hizo madre


Hizo una entrada silenciosa, tranquila pero decidida, el hombre que me hizo madre.

Puso un pie en la entrada y yo lo miré.

Parecía un ángel moreno, un gitano italiano de rizos negros y mirada soñadora.

Entró discretamente, prudente, sin hacer ruido. Con su característico paso delicado como quien camina entre las nubes.

Se fue de la misma forma, por la puerta de atrás, transportado por ángeles.

Desnudo y desprovisto. Preparado para su viaje.

El hombre que me hizo madre dejó todo aquí.

Se fue sin hacer ruido, sin una mancha de sangre en el suelo. 


Foto

Geisha postmoderna


Buena chica. Estudiosa. Aplicada. Educada.

Nunca grita. Bien peinada. Sonriente. Muy simpática.

Obediente. Guapa. Buena cocinera. Buena madre. Sacrificada.

Una señora en la calle y una puta en la cama,

de su marido.

Ni rastro de síndromes premenstruales. Nunca cansada. Sí a todo.

Lo que más le gusta en el mundo: pasar tiempo con su familia.

Buena trabajadora.

Ambiciosa, pero no tanto como para olvidarse

de su familia.

Intelectual. Sexy. Universitaria. Culta.

Buena amiga. Buena hija. Buena esposa.

Un robot.


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Mis lágrimas no valen más que las tuyas

Se me ocurren una cantidad infinita de preguntas, todas tienen infinitas respuestas. A veces consigo frenarme y no pensar más. Conoces  mi sufrimiento. Tú has escrito mi biografía. La has contado mil veces. Has llorado conmigo. Te has quejado de tus asuntos. Los que crees menos importantes a los míos. Déjame que te diga una cosa. Siempre se llora por algo. Nunca por razones inocuas. Nunca es en vano. Llegar a la raíz sería lo mejor. Mientras tanto sigue haciéndote preguntas. Llegarás al fondo de la cuestión.

Has llorado conmigo. Has llorado por mí y también por ti. Conoces mi sufrimiento. Has escrito mi biografía. Y aún así, mis lágrimas no valen más que las tuyas.