¡Re-conecta ahora!


 ¿Desde que eres mamá te persigue la culpa? 
¿Sientes que no consigues llevar las riendas de tus emociones? 
¿Tienes la sensación de que no conectas con tus hijos?
¿Te parece que al conectar con ellos te olvidas de ti misma?
¿Quieres volver a recuperar ese equilibrio en el que todos ganáis?





Entonces estás en el sitio correcto

Soy mamá desde hace cuatro años y medio y como siempre digo:
"Nunca hice un viaje espiritual más intenso que éste".

La maternidad me puso del revés, me hizo tambalear e incluso tumbar muchas de mis creencias. Mis gustos literarios han cambiado totalmente. Donde antes había novelas ahora dan vueltas, por toda la casa, libros de psicología infantil, libros escritos por madres y sus experiencias, libros de ginecólogas, de obstetras, psiquiatras que me han inspirado y guiado desde el principio. Pero también leer y seguir a grandes mujeres en la red o formarme con ellas ha sido fundamental. Un gran número de profesionales que se han valido de sus conocimientos y su propia experiencia como madres para desarrollar una metodología siempre basada en el amor y la escucha activa. Es leyendo de forma ávida, pero sobre todo viviendo mi maternidad en el marco de nuestra propia historia (la de mi hija y la mía) no exenta de cambios muy intensos, que he ido ocupando mi cuerpo. Siempre digo que la maternidad me hizo bajar a él y será por eso que empecé a leer a autoras que hablan sobre cicliciad femenina. Así acabé haciendo cursos y formándome en el funcionamiento del cuerpo femenino antes y después de ser madres. Con todo lo que he leído y aprendido desde fuera y lo que he aprendido dentro de mi cuerpo y de mi propia experiencia como madre he confeccionado este programa:






Reconéctate a tus hij@s


Este curso es para ti si eres mamá o estás embarazada y:
  • Tienes la sensación de estar siempre cansada.
  • Sientes que no consigues llegar a todo.
  • Necesitas más horas en tu día.
  • Te sientes sola en tu maternidad. 
  • Tienes falta de apoyo de tu entorno.
  • Sientes que no sabes gestionar los conflictos con tus hijos.
  • Estás embarazada de tu primer hijo y quieres sentirte preparada para lo que viene.
  • Estás embarazada y ya tienes hijos y quieres aprender a organizarte mejor.
  • Sientes que no llegas a las necesidades de tus hijos al cien por cien.
  • Te sientes culpable porque no consigues darle a tus hijos lo que necesitan.
  • Notas que te estás descuidando, que te olvidas de ti misma.
¿Cuál será el destino al que llegarás?

1) Aprenderás a sacar el mejor partido de cada momento fisiológico en el que te encuentres.
2) Tendrás las herramientas para entender mejor las necesidades de tus hij@s
3) Aprenderás a leerte a ti misma. A conocerte mejor y a aumentar tu autoestima.
4) Te liberarás de la culpa destructiva.
5) Sabrás gestionar mejor los conflictos con los más pequeños
6) Tendrás las herramientas para reducir los conflictos en casa.
7) Crearás un ambiente familiar de Ganar-Ganar, en los que ningún miembro de la familia se sentirá olvidado.
8) Tendrás un rol principal en la crianza y educación de tus hijos.
9) Sentirás equilibrio y abundancia en tu día a día.

  BLOQUES:

1. Las malas madres no existen. En el que hablaremos sobre las expectativas de las madres antes de serlo, la realidad tras convertirnos en ello. Sobre la guerra de las madres y sobre la ciclicidad de mamá.

2. Todos los niños somos buenos. En el que trataremos las necesidades más importantes de los bebés y niños pequeños. Aprenderemos a formular enunciados respetuosos para con nuestros hijos. Y a usar recursos para reducir los conflictos.

3. Lo que los demás piensen de mí o de mi maternidad no es asunto mío. Sabemos que la presión exterior puede llegar a tener bastante peso en nuestras decisiones. Aprenderemos a gestionar nuestra maternidad de forma asertiva y empoderada para que no sintamos que perdemos el control de lo que nos corresponde a nosotras.


DURACIÓN Y FORMATO DEL CURSO:

El curso tiene una duración de dos meses. Desde el 24 de abril hasta el 24 de junio. (Que termine el 24 de junio es simbólico. Tras el solsticio de verano dejaremos nuestro viejo yo y entraremos en la estación del verano, que es la más maternal, como veremos en el curso, recargadas de energía y llenas de empatía).

Una vez cada dos semanas te llegará un PDF a tu e-mail. Tendrás dos semanas para leerlo y trabajarlo. Para reflexionar. 

Cuando pasen las seis primeras semanas entraremos en la parte práctica. Antes haremos también pequeños ejercicios.

Nos encontraremos en un grupo cerrado de Facebook y un grupo en whatsapp abierto las 24 horas durante los dos meses que durará el curso para sentirnos acompañadas en todo momento en este viaje.

Además de esto tendremos tres reuniones en una plataforma on line. 

Testimonios de alumnas en mi curso anterior Reconecta con tu cuerpo. Conecta con el mundo:

"Para mí ha sido un curso lleno de cosas super importantes como es el propio reconocimiento del cuerpo, desde que empecé a hacer el curso algo cambió en mí. Llevo dos meses sin dolor menstrual cuando siempre me había dolido mucho, pero ahora conecto con mi útero, mis ovarios y no los rechazo sino que conecto con ellos. También me he dado cuenta de muchas cosas como mujer que antes no valoraba, me he vuelto feminista cuando antes he sido muy tonta y permitía cosas que son machistas, en definitiva me ha cambiado muchísimo a mucho mejor. Ahora me quiero como soy, quiero mi cuerpo, mi menstruación y toda la feminidad en completo. Gracias Ana, de verdad sabía que iba a ser increíble y lo confirmo." Jenifer


"El curso ha llegado en un momento crucial en mi vida, aprendí a no martirizarme tanto por cosas que no puedo cambiar y a sentirme poderosa a más no poder y a ser capaz de defenderlo ante cualquiera. Enriquecedor, sin duda..." Bella



"Ana transmite una super energía positiva. Sus palabras, en los módulos, te abren a un mundo nuevo. Yo soy más consciente de mi ciclicidad y de mi influencia lunar. Vivo mejor mis 4 fases y me he ¡Descubierto a mí misma! ¡Todo gracias a ella! ¡Un curso que aconsejo a todas! Como dice una de mis frases favoritas del mismo: "Yo, siempre, a salvo" 😉 Federica 



"Este curso no podía tener un nombre más acertado, RECONECTA.
Realizarlo me ha ayudado a parar, ser más consciente y desconectar del piloto automático en el que funcionaba. Reconciliarme con mi menstruación, amarme tal y como soy, empoderándome. 
Ana es un amor, está lejos pero parece que esté aquí cerquita mía, además la conexión que se ha creado en el grupo ha sido especial, mujeres compartiendo dudas, preocupaciones, experiencias, dándonos comprensión y apoyo mutuo.
Estoy muy contenta de haber aprovechado esta oportunidad." Gloria

 "Este curso me ha acompañado en momento de cambio y punto de inflexión en mi vida, mi maternidad y mi feminidad. Además te acerca a mujeres que aún con vidas y situaciones distintas sienten lo mismo que tú. La sensación que me ha dejado es la de pertenencia al grupo pero a través de un trabajo interior. Reconecta y empodera." Victoria

"Sobre Reconecta y haber conocido a la maravillosa mujer Ana Gálvez, puedo contaros que me llevo un grupo de mujeres que aunque no conozco personalmente nos apoyamos y compartimos valiosísima información. Gracias a este grupo me he empoderado y he aprendido a rebelarme contra los ataques que sufrimos como género.
He vislumbrado mi camino y este se andará entre mujeres, he aprendido, o estoy en el camino, a no juzgarnos, y ahora siento que todas las mujeres nos encontramos unidas por hilos invisibles y no dudaré en ofrecer mi apoyo a cualquier mujer que necesite mi ayuda.
Entre todas conseguiremos un mundo mejor. Gracias por todo." Lubna





EMPEZAMOS EL 24 DE ABRIL





INVERSIÓN 150€ 



O 2 CUOTAS DE 79€






PERO LLÉVATELO AHORA POR TAN SÓLO

 90€ (SÓLO HASTA EL 19 DE ABRIL)





PACK RECONECTA CON TU CUERPO. CONECTA CON EL MUNDO + RECONÉCTATE A TUS HIJOS  

AHORA POR TAN SÓLO 165€  (INVERSIÓN NORMAL 265€, AHORRAS 100€, sólo hasta el 19 de abril)





PACK 2X1
 
TRÁETE A UNA AMIGA Y LA INVERSIÓN SERÁ SÓLO DE 150€ 
(OFERTA VÁLIDA PARA CINCO INSCRIPCIONES, ¡DATE PRISA! 😉).



Mostrando entradas con la etiqueta Empoderamiento. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Empoderamiento. Mostrar todas las entradas

15 oct 2016

Reconectando contigo misma

Reconectar contigo misma.

Sentirte la directora, guionista y actriz principal de tu vida.

Porque quien te dijo lo contrario, quien te dijo que serías una actriz de segunda en una película dirigida y escrita por otros, estaba confundido.

Si te lo encuentras por la calle no hace falta que se lo digas.

No hace falta que lo saques de su nube.

De todos modos para cuando llegues a ese momento ya no sentirás la necesidad de demostrarle a nadie nada.

Ni siquiera a ti misma.

No serán aires de suficiencia.

Será sentir y disfrutar tu propia luz.

Raíces fijas en la tierra y luz que parte desde el centro de tu cuerpo y todo lo inunda.

Todo lo guía.

Sin necesidad de mover o tocar nada.

Dejando las cosas estar.

Siendo y estando nada más.


13 oct 2016

Mi camiseta "Peace" de Zara

No suelo comprar mucho en Zara últimamente. No es que le esté haciendo un boikot al señor Ortega, como otras personas que conozco. Al señor Nestlé sí, en la medida de lo posible porque, creedme, no es fácil. Nestlé está en los sitios más inverosímiles. Y es que agarras un producto en el supermercado y le das la vuelta con esperanzas de no ver figurar entre los ingredientes el dichoso aceite de palma y ahí ves en pequeñito el logotipo y dices "¡Leche!¿Esto también es de la maldita marca suiza?"

El caso es que no está en mis planes más inmediatos dejar de comprar concretamente en Zara, compro poco, así en general, porque de todos modos es difícil comprarle a una marca "justa" alternativa. Digamos que hay que buscar bien, y lleva su tiempo, pero estoy convencida de que llegaré a un compromiso más justo con el planeta (a la humanidad la incluyo en él, de ahí que no la nombre explícitamente).

El año pasado por estas fechas adquirí una camiseta que me gustó mucho. Simple, blanca, de algodón con un mensaje en plata. PEACE, dice. Pero creédme, cada vez que abro el cajón y decido ponérmela, me gusta mucho como me queda, me veo muy guapa en ella, algo en mi cabecita me dice que no estoy siendo consecuente con el mensaje.

¿Por qué? Pues porque una empresa que explota a miles de personas en el tercer mundo y en su propia tierra, que se supone que no es el tercer mundo, para mí muy pacifista no es. Que el mensaje va para la persona que la lleva puesta, eso ya lo sé. Por eso y por mi acceso a la información es por lo que me siento mal.

Y así cuando llevo la dichosa camiseta no pienso en Paz, pienso que llevo escrito ¡HIPÓCRITA! Yendo el mensaje a mí misma, ojo. No pretendo criticar a nadie que haya decidido comprar la misma camiseta, hacer pensar, vale. Pero no juzgar ni criticar. El comedero de olla lo tengo conmigo misma.

Me gusta conectarlo todo, es mi forma de seguir creciendo, de seguir mejorando. Y buscando una frase de Eleanor Roosevelt, mujer a la que tanto admiro, me encontré con esta otra:

"No basta con hablar de paz, uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla."

El feminismo va de eso, va de justicia y de paz. La justicia, la paz, la dignidad, la libertad están muy relacionados con el feminismo. Por mucho que a algunos hombres les parezca agresivo. Muchos no son conscientes de que partimos de una base en la que vivimos en un mundo que los favorece a ellos. La incapacidad de ver esto es porque estamos tan inmersos en él que nos falta perspectiva. Últimamente me acuerdo mucho del conejo blanco de "El mundo de Sofía" en el que el autor invitaba a la receptora de su mensaje a salir a la superficie para ver con distancia, desde fuera, el conejo. Es normal que las mujeres se revelen en un mundo en el que se vulneran constantemente sus derechos y su dignidad, me parece lógico y natural. Pero ni que estuviéramos hablando de armas, de guerras. No me parece que sea una revolución precisamente sangrienta. Es más, ni siquiera me parece una revolución.


En el fondo el feminismo tan sólo quiere paz, justicia y libertad. El compromiso de todos hace que el mundo mejore real y contundentemente.  

Y si la palabra "feminista" te parece demasiado agresiva, prueba con compromiso. Prueba principios, prueba dignidad, paz, justicia, derechos. Fraternidad, amor al prójimo y a uno mismo. Si te atrae el significado de esas palabras entonces estamos hablando de lo mismo. Entonces estaremos deseando el mismo mundo.



11 oct 2016

Objetivo: Dejar de ser el conejo blanco de Alicia en el país de las maravillas

A veces me veo como él. Corriendo, sin tregua. Y me pregunto: "¿De qué escapo en realidad?" Otras me autoflagelo porque no consigo organizarme para salir antes y llegar temprano a los sitios. Pero últimamente he dado con el diagnóstico: Yo, no es que sea impuntual, es que me cuesta soltar la actividad que hago en cada momento. Así, si me tengo que ir a trabajar pero estoy leyendo algo muy interesante me cuesta mucho dejar de hacerlo al igual que cuando tengo que salir del trabajo y volver a casa.

Esta entrada la empecé a escribir hace un par de meses. La dejé con ese párrafo con la idea de desarrollarla algún día y parece que ese día ha llegado. Me volví a acordar de que tenía algo escrito sobre este tema viendo, con mi hija, el otro día "Patricia en el país de las maravillas" como la llama ella. Y en una conversación que tuve, la semana pasada, con algunas de mis comadres sobre la cantidad increíble de obligaciones y "deberes" que teníamos que hacer.

Desde hace una semana exactamente trabajo desde y en casa. Algo que me apasiona y que andaba deseando y buscando, que yo recuerde, cuatro años seguro. Pero ahora que estoy en ello confieso que sigo teniendo dificultades para organizarme. Aunque no me flagelo. En primer lugar porque llevo sólo una semana así y eso es poquísimo tiempo si tenemos en cuenta como he estado hasta hace escasos diez días. En segundo lugar porque soy madre y soy consciente de mi capacidad y deber de ser flexible y en tercer lugar y, como he mencionado otras veces, estoy aprendiendo el maravilloso arte de la autoindulgencia.

Pero veo que eso de correr sin parar, de no frenar ni un segundo y de que, a pesar de estar al doscientos por ciento y no llegar a todo, es muy universal y afecta tanto a hombres como a mujeres. Y tengo malas noticias para ti porque:


Nunca, nunca, vas a llegar a todo

A menos que cambies el chip. Y sobre todo dejes de mirar todo lo que hacen las personas a tu alrededor en vez de ver y sobre todo RECONOCER todo lo que haces TÚ MISMO/A. Porque solemos darle más valor a lo que los demás hacen y muy poco a lo que hacemos nosotros mismos. Y porque cuando hayas terminado de hacer todo lo que te propusiste se te ocurrirán nuevas acciones por hacer.

Hace tiempo le escuché a Sergio Fernández en una de las charlas que tiene colgadas en su canal de youtube un ejercicio: Anotar todas las cosas que nos atormentan, que no nos dejan estar tranquilos. Poner en una lista todas las tareas pendientes y comprometernos a hacer las que de verdad queremos hacer y lo más revolucionario: tirar la lista a la basura cuando hayamos hecho las tareas elegidas. De manera que, si el coche tiene un arañazo en la chapa que nos molesta pero al final decidimos que en estos momentos no lo vamos a arreglar: NO NOS PREOCUPEMOS MÁS. Es decir, que decidamos no arreglarlo pero además nos olvidemos de ello. Él aboga siempre por llevar la mente libre, diáfana. Cuando se te viene una idea sobre algo que quieres hacer o escribir propone apuntarla porque seguro que en la cabeza se te va a olvidar y de esa forma consigues tener la mente más fresca. Me recuerda un poco a los años en los que he trabajado en recepción. Con la cantidad de interrupciones que vienen del exterior entre teléfono, clientes, reservas de última hora e incluso los mismos compañeros, porque, no olvidemos que en un hotel todos los departamentos tienen que estar en constante comunicación, si no apuntas las cosas importantes no las recordarás y te puedes meter en más de un lío.

Recuerda que eres humano/a y que además tienes días en los que puedes dar más y días en los que puedes dar menos. Deja de tener obligaciones que revolotean alrededor de ti como si fueran fantasmas.

Os invito, a vosotros y a mí misma a no andar corriendo a todas partes, a frenar de vez en cuando, a disfrutar de los pequeños momentos importantes de la vida, a no sentirnos culpables si no llegamos a todo, a dejar de exigirnos tanto. A ser más felices.

9 oct 2016

Que tu jefe no te diga

Que tu jefe no te diga que te tienes que pintar y arreglarte más porque es importante la imagen de la empresa. Tu cuerpo es tuyo. Tú decides.

Que tu amiga no te diga que no lo será más si no te vistes como ella. Si no perteneces a su club.

Que tu madre no te diga que te tiñas las canas.

Que tu vecina no te diga que te ve "más repuestita" (con más peso) si es así no te fíes de que en realidad no sea una caníbal y te quiera comer 😉

Que tu marido no te "recuerde" cada cuanto te tienes que hacer la cera.

Que la quiosquera no te aconseje cuando tienes que estar hacia dentro o hacia fuera.

Que el vecino de abajo no te diga como tienes que criar a tus hijos.

Que tu médico no te siga metiendo el miedo en el cuerpo.

Y si todos ellos siguen con estos malísimos hábitos rodéate de gente que neutralice esa negatividad. Si no puede ser físicamente recuerda que el mundo es grande y está lleno de personas valiosas e internet es una herramienta excelente que anula las distancias. Si aún así no te sientes a gusto recuerda que siempre es mejor la opción de "mejor sólos que mal acompañados" porque la soledad más dolorosa es la que se sufre en medio de la multitud.

Recuerda que nadie es quien para decirte como has de vivir tu vida.

Sólo tú puedes saberlo.


No hay una providencia divina que te imponga nada.

Siente tu cuerpo, siente tu alma. Siéntete a ti.

Escucha tus necesidades, tus pulsiones y sé libre.

Cada vez más libre.





8 oct 2016

Huye de los "Te tienes que despejar"

Huye.

Cuando te digan: "Te tienes que despejar".

Si no es lo que sientes.

Escucha si lo deseas.

Acepta el consejo.

Agradécelo.

Y luego siente tu cuerpo.

Siente tus ganas.

Sólo tú decides si quieres despejarte:

  • De los estudios 
  • De tu trabajo 
  • Del libro que estás escribiendo 
  • De tu pareja 
  • De tus hijos
No me gustan los consejos pero si me aceptas éste, es tuyo: 
"En la medida de tus posibilidades haz realmente lo que tengas ganas de hacer, sin forzarte."
Porque lo que es válido para una o mil personas no tiene porque ser lo válido para ti.


Escucha tu cuerpo. Toca cada palabra que te dice.





5 oct 2016

Siente tus sueños. Vívelos. Ve a por ellos.

Acabo de llegar a casa. Conduciendo hacia aquí notaba como se me escapaban las lagrimillas por el rabillo del ojo. No era un llanto de pena. En absoluto. Sino más bien de alegría , de ilusión, de emoción. Pero también de miedo. De sentir finalmente el abismo bajo mis pies. Sentirlo de verdad.

Porque mira que este año he dado (necesarios) "saltos al vacío".

Pero ninguno como éste de hoy.

Todo empezó con mi maternidad. Con ese puerperio intenso que me transformó, con todas esas vivencias agolpadas que me brindó la vida con prisa , desordenándome el pelo, ideas y proyectos.

Al perder al padre de mi hija y volver a mi tierra empecé de nuevo a trabajar en el hotel del centro que había dejado dos años antes, ya sabéis, tenía: una boca que alimentar, que distraerme, que seguir adelante....Porque era lo que casi todos me aconsejaron, y yo, que ni siquiera conseguía ir al supermercado de la esquina de la calle donde vivía, me dejé guiar. Me dejé llevar.

No sé si os he contado que me gusta mucho bailar, aunque no valgo para hacerlo guiada....¿Cómo era aquel grupo? ¡Eso!"Ella baila sola" Lo cual no quita que me encuentre estupendamente en pareja. Me encanta compartir y dormir con amor y calor por las noches, como a la mayoría de los mamíferos. Pero mi vida tengo que vivirla yo. Mis decisiones tengo que tomarlas yo.
Y claro, cuando no hago lo que me dictan las tripas, sino lo que los demás me dicen, al final me siento mal, y no duro. Imagino que nos pasa a todos.

¿Cómo fue volver a trabajar después del tsunami que me pasó por encima? Nada fácil. Al principio, recuerdo llorar cada noche abrazando a mi pequeña hija mientras dormía. Me distraje, me acostumbré, está claro, había momentos de tanto estrés, de tal volumen de resolución de problemas que a veces pasaban las horas y no tenía tiempo de acordarme de ella. A veces no me acordaba ni de mí misma.

Comía mal, dormía poco, estaba tris....No sé ni como estaba, tenía un duelo aparcado. Lo más importante parecía MOVERSE HACIA ADELANTE. No sentir. No pensar.

La historia cambió al conocer a mi compañero actual, volví a vivir, a pararme,a sentir, a llorar todo lo que tenía guardado y a sonreír mientras la herida sanaba y me agarré a sus alas para soñar con nuestro futuro juntos. Y en esos sueños había nuevas posibilidades de ganarse la vida poniendo en práctica lo que me gusta, lo que se me da bien. Lo que día a día he ido descubriendo que es. Hasta hace un mes no he quitado el último velo.

2016 está siendo un año intenso a nivel personal, de gran crecimiento y transformación. De pulir todas las imperfecciones que se pueden pulir y abrazar las que no se pueden cambiar.

Empecé el año trabajando en otro hotel, aún sabiendo que no era lo que quería. Pero es más fácil continuar con patrones viejos que idear y pensar en nuevos. Es más fácil que la "providencia divina", el sentido del deber te guíen. Estamos acostumbrados a tenernos que quedar en el rectángulo. Porque nos han enseñado que andar fuera de él es peligroso y dentro se está mejor. Tanto que ya ni nos acercamos a la valla. A menos que devengas madre, para algunas todo sigue igual, pero la mayoría se revela ya sea sólo por un momento, el cual a veces les hace plantearse muchas circunstancias. Aunque al final vuelvan a lo de siempre, a lo de antes.

Después de dos meses y en una fecha significativa como fue el 8 de marzo, (¡SÍ! Me dejé arrastrar por el feminismo) hablé con la jefa de recepción  y le pedí una reducción de jornada. Un "part time", como lo llaman (también) en Italia, que resultó en un "No time" 8 días después. Así fue: Me echaron del hotel.

El ser humano es increíble. O increíble es como nos crían, nos educan, nos programan. Porque yo estaba deseando salir de esa elipsis, pero no tenía el valor total para hacerlo y, sin embargo, cuando ellos fueron los que me dieron el empujón que yo necesitaba, me sentí derrotada. No demasiado tiempo, quizás una semana. Pero el duelo, por pequeño que fuera, ahí estaba.

Me puse en la cima de la montaña, ellos me empujaron y volé hasta aterrizar en un monte más bajo: Empecé a trabajar en un restaurante árabe. Nunca había trabajado de camarera así que fue toda una experiencia. Experiencia sobre todo a nivel antropológico, que son las mejores. Y es que trabajaba con personas de múltiples nacionalidades, con historias diversas. Una experiencia enriquecedora que duró también dos meses. Porque tampoco era mi objetivo.

Y así llegó el segundo "salto al vacío" que no era un salto al vacío del todo.

He de decir que con cada paso que he ido dando se ha ido rebajando considerablemente mi sueldo.

Hasta llegar a la asociación a la que he avisado hoy que dejo dentro de poco. El tercer y último salto, éste al vacío de verdad. Es como el "monstruo final" en un vídeo juego. Disculpad si no encuentro un símil más poético.

Me ha costado hablar pero al salir de la reunión me he sentido liberada. No sabéis cuanto.

Empecé con mucha ilusión allí, - podría ser una experiencia de colaboración increíble, pensé. Pero las cosas no han ido del todo como había imaginado. Porque no he dejado de sentir que trabajaba para otros. Y de eso es precisamente de lo que estoy más cansada.

No quiero trabajar para otros.

O mejor.


No quiero vivir los sueños de otros
Quiero vivir los míos 

Detrás de la asociación hay un grupo reducido de mujeres que ponen toda su pasión y trabajo duro para que las cosas funcionen y, ya lo creo que funcionan.

Pero no es mi sueño. Por tanto el entusiasmo que yo le pongo no es un entusiasmo real, o, al menos no es absoluto.

Cuando estoy allí, trabajando semi voluntariamente, con ellas siento que querría estar en otra parte. Escribiendo, leyendo, jugando con mi hija. Disfrutando de un día en familia.

Si no sientes que estás en el aquí y el ahora es que algo va mal

Me ha costado aprenderlo. Para ello he tenido que desaprender mucho. Que deshacer un buen trecho de camino.

Lo que no quita que no tenga miedos, que no tenga dudas. Pero son miedos sanos, dudas necesarias. A la vida se viene fundamentalmente a aprender. A caminar. No hay nada absoluto.

Muchas de las cosas que hacemos las hacemos por los demás. Para no defraudar, para que no se queden tristes, por no hacer demasiado ruido. Y al final por no hacer sufrir a los demás sacrificamos nuestra felicidad. ¿De verdad hemos venido al mundo para esto? Cuando sabemos que cuanto más llenos estemos, más podemos dar. Cuanto más felices somos más felices podemos hacer a los demás y al contrario. 

Sé feliz y harás feliz. Ése es mi nuevo y más absoluto mantra.

Free as a bird


4 oct 2016

Reto aceptado

Mi querida y admirada Vivian Watson nos propone para el mes de octubre todo un reto: Publicar un post al día en el blog.

Me he pensado mucho lo de aceptar el reto porque me preocupaba aburrir a mi público, cansarlo. Pero una parte de mí estaba deseando. En primer lugar porque es un reto y los retos nos hacen crecer. En segundo lugar porque me veo capaz de hacerlo, ya que de todos modos y desde hace más de seis meses escribo la mayoría de los días, aunque sea un párrafo. No publico todos los días por vergüenza o inseguridad o por lo que he mencionado al principio de no querer aburrir o cansar al personal. Sin embargo este reto va precisamente de eso, de superar límites, miedos.

¡Adiós perfeccionismo!

Adiós leer el post cuatro veces antes de sacarlo.

Hay una frase que le escuché a Azucena Caballero en una entrevista y me marcó: "Las madres se tienen que olvidar del perfeccionismo, tanto para la crianza de sus hijos, como para la casa, como para su propio trabajo". Gracias Azucena por este regalo liberador. Hoy tus palabras son un mantra para conseguir llevar a cabo este reto.

Escribir, colgar foto y....pulsar el botón de Publicar y...Carta en la mesa pesa, ¿Qué mas da?

Se trata de superarme a mí misma. Así que....¡Allá vamos!



3 oct 2016

Por qué mi ginecólogo ya no me visitará más

En la última consulta mi ex ginecólogo me dio, del verbo dar no de recetar ni de vender, la píldora anticonceptiva de una marca concreta.

Bueno, supongo que no tengo que explicaros porque es "ex". Pero sí os diré que la decisión la he tomado hace poco, la de no volver a él.

Porque la última vez que estuve en su consulta fue hace un año, todo bien.

Pero me dio la píldora. Yo le pregunté por métodos anticonceptivos y él me contestó dándome la caja de pastillas. La cual estuvo ocupando un espacio pequeño en mi bolso, grande en mi mente, hasta que, después de varias semanas, la tiré a la basura como quien se arranca por bulerías.

Fue todo una liberación. Después de varias semanas de pasear el medicamento, acabar con él de esa forma fue un subidón. Y un gran paso hacia mi naturaleza más básica. ¿Tenéis conocidos que en un arrebato de empoderamiento hayan tirado un paquete de tabaco a la basura para obligarse y autoconvencerse de esa forma a dejar de fumar? Bueno pues esto es igual pero sin recaídas.

Fue un paso hacia mi propio camino  interior e incluso exterior. Y una declaración de intenciones hacia una vida más natural, con menos químicos. Y con más escucha y autoconocimiento de mi cuerpo.

"Puesto que nuestras hormonas afectan a todo el cuerpo, esta modificación radical de sus niveles naturales - necesaria para que se dé la infertilidad- afecta a todos nuestros órganos y a más de ciento cincuenta funciones corporales, provocando una larga y lógica lista de efectos secundarios entre los cuales los que más comentamos las usuarias son la disminución del deseo y la respuesta sexual, los cambios de humor, los estados depresivos, sensación de no saber qué quiero hacer realmente con mi vida, migraña y otros problemas de salud."

Escribe Anna Salvia Ribera en su imprescindible libro "Viaje al ciclo menstrual".



Eso sí, ahora tendré que buscarme un/a ginecólogo/a ecologista. Pero estoy convencida de que encontraré a la persona idónea.

Nota: Escribí este texto hace algunos días y mientras tanto me he cruzado con este post tan interesante que, cuanto menos, te hace pensar: "Mi ginecólogo. Pero, ¿Por qué tener un ginecólogo, si la revisión anual es inútil?"

Nada, parece que tengo más tiempo del que creía para buscarme una nueva bata blanca que me revise los bajos.

28 sept 2016

Gracias, pero no hace falta que me quieras más que a tu vida.

"Te quiero más que a mi vida" Solía decirle cada día, desde el primero que pasaron juntos hasta el año más o menos. Luego su orden de prioridades cambió.Y dejó de llamarla, o mejor dicho, lo hacía de forma alterna, día sí, día no. Parecía que es que quería a su vida más los días que no la llamaba y menos cuando le tocaba llamada. Y es que todos sabemos que su "poquito de cal y su poquito de arena" no le hace mal a nadie. Aunque a ella la destrozara. Pero fue realmente bonito estar con él, mientras se sentía querida, día sí y día también.

Luego vivió un verdadero infierno. Como aquella frase que le leyó a Antonio Gala en El manuscrito carmesí algunos años antes y que no lograba poner en pie cuando nos vimos el otro día, pero que venía a decir algo así como que "El que está solo tiene esperanza y al que sufre en pareja le queda sólo la desesperación". Así fue, no conseguía conciliar el sueño, y se le quitaba el hambre, día sí, día no. Estaba desquiciada. Quería dejarlo pero estaba cada vez más atrapada en esa relación que no le hacía nada bien.

Y es que era muy ilusa, muy inocente. Se creía cada palabra que le decían.

Se me partía el alma cuando me preguntaba: "¿Cómo una persona que hace unos meses me decía te quiero más que a mi vida me puede tratar de esta forma?". Pero nunca escuchaba mis respuestas. Corría, cambiaba de tema.

Hoy, muchos años después, sabe que más que a la propia vida se quiere sólo a los hijos. Por mucho que a la pareja se la quiera, aunque Cristina Pedroche diga lo contrario. Ya le preguntarán los periodistas cuando sea madre. Será interesante escuchar su respuesta.

Ha sufrido mucho, su primera relación le dejó el listón muy bajo, pero tendriaís que verla ahora. Es una de las mujeres más fuertes que conozco. Aunque me daba un poco de pena escucharle decir esto el otro día:

"Yo pensaba que el amor era sufrimiento y no ha sido hasta llegar al tercer piso de mi vida, después de un montón de palos, que finalmente me doy cuenta de que:

  • Si sufres, ¡No es amor!
  • Si tienes que suplicar el cariño, probablemente ¡No te quiera!
  • Si te llama día sí y día no cuando antes te llamaba todos los días ¡Es un tarado!
  • Si sigue haciéndote sufrir conscientemente ¡Es un sádico!
  • Si cuando le lloras y le das las quejas te dice que eres una paranoica ¡Es un super sádico!
Y en cualquiera de estas circunstancias lo que te conviene es HUIR EN DIRECCIÓN CONTRARIA porque con total seguridad se trata de un MALTRATADOR, y aquí abría mucho los ojos y hacía dibujos en el aire con sus manos. Al fin y al cabo, continuaba, un maltratador no es nadie más que alguien que no trata bien y si tú no sientes que te están tratando bien, probablemente te estén tratando mal o, en otras palabras, maltratando."

Y no respondí nada. Le sonreí, como quien le sonríe a una vieja amiga que ha sobrevivido a todo, y la abracé bien fuerte a mí.


Con todo el cariño para M.
Con todo el cariño, para todas las mujeres de mi vida.


23 sept 2016

El bebé es un mamífero, su madre, su padre y los médicos también.

Volviendo de las vacaciones, en el coche, tuvimos tiempo para hablar. Sobre crianza, sobre el cuerpo, sobre desaprendizaje, sobre conexión. Mis temas favoritos. Comentábamos que era increíble tener que recurrir a libros para criar, para parir, para conectar entre nosotros. Con nuestras crías.

Últimamente Aristóteles me cae regular. Y es que en filosofía en el instituto no me dijeron que este hombre, como tantos otros griegos coetáneos, padecía de misoginia. Ahora que no hago más que leer y hacer cursos y seguir a mujeres que me inspiran muchísimo he sabido que nos consideraba seres incompletos, por el simple "fallo" de no tener falo. Al parecer, gestar bebés, parirlos, nutrirlos y tener la capacidad de cuidarlos no le parecía suficiente. ¡Bah! Eso lo hace cualquiera! Cualquiera excepto los poseedores de falo, que hacen otras cosas, claro. Pero hay una frase suya que siempre repito "El hombre es un animal social". Rousseau, con una sensibilidad mayor también lo admite para horror de Voltaire y tantos otros filósofos de la época. Hablamos de cien años antes de Darwin.

Y hablando de animales y de humanos y de capacidad de parir y de nutrir me estuve acordando de lo que me ha contado mi madre estos días que he estado en casa.

Ella trabajó muchos años en un hospital. Aunque no es médico, ni enfermera ha estado muy en contacto con personal sanitario siempre. Me hablaba del "goteo" que es una anestesia general que al parecer se usaba mucho en los 70 y 80 para dormir a las mujeres durante los partos, por aquello de que no molestaran sufrieran tanto.

Al parecer había una eminencia en los años que ella parió, en el hospital en el que desempeñó su trabajo, que decía que "las mujeres no somos animales" justificando así el uso de herramientas varias en paritorio.

Y yo pensaba en un médico francés. Siento verdadera admiración por los médicos que no se quedan exclusivamente con lo que han aprendido en la facultad, con lo que les dicen otros médicos. Siento admiración por los médicos que son capaces de mirar (viendo) otras culturas, sin juicios, sin neocórtex, con verdadero interés y ganas de aprender. Pero sobre todo, de cambiar el mundo. Michel Odent es uno de ellos. Adoro leer con que pasión habla de la necesidad de inhibir el neocórtex para cualquier proceso sexual, sobre todo se centra en el parto.

"Cualquier inhibición, sea durante el parto sea durante cualquier otro episodio de la vida sexual, procede del neocórtex. Es por ello que, en un parto que se desarrolle espontáneamente, según el "método de los mamíferos", llega un momento en el que la mujer parece que desconecte del mundo y se vaya a otro planeta. Este cambio de estado de conciencia indica la reducción del control por parte del neocórtex. Es entonces cuando la futura madre se siente libre y se atreve a gritar, a abrir sus esfínteres, olvida lo que ha aprendido, lo que le ha transmitido su cultura, lo que es "de buena educación". No hay mejor manera de conseguir que un parto sea largo, difícil, más doloroso y, claro está, más peligroso, que estimulando el neocórtex, la cuna de todo tipo de inhibiciones . Se puede estimular el neocórtex mediante la luz, utilizando el lenguaje racional, lógico o comportándose como un observador. En cambio, la sensación de intimidad nos indica que el neocórtex ha reducido su control". Dice en su maravilloso y necesario libro "El bebé es un mamífero".

Hablando con mi amiga María de estos temas me contaba la competitividad que existe entre matronas y ginecólogos (su tía es matrona y le cuenta). De como cuando pasa demasiado tiempo y la parturienta no ha dado a luz aún, llega el médico, reloj en mano, metiendo prisa y añadiría "sólo" (y sólo porque estos días ando políticamente correcta): "Activando el neocórtex".

Es una pena que para encontrarnos a nosotros mismos, para volver a conectar con nuestra biología, con nuestra naturaleza más primal, para aprender a respetar nuestro cuerpo, a nuestros hijos y al vecino tengamos que recurrir a los libros. Aunque claro está, peor es nada.

Con todo esto he llegado a la conclusión de que al mundo le falta ternura y doulas en paritorio...De lo que sobra no voy a hablar. Porque pienso como el Dr. Odent:

"Para cambiar el mundo hay que cambiar la forma de nacer"


20 sept 2016

Volver. Pisar tu tierra.

Volver.

Pisar tu tierra. Sentirla.

Con todos los sentidos.

Que te entre por todos tus poros. Y llegue a todas tus células.

No hago más que emigrar y regresar.

Y volverme a ir.

Sigo en la tierra en todas partes.

Pero en ningún sitio la siento tanto como en "mi tierra".

Como en los campos de mi Andalucía.

Bajo el cielo despejado rendido al sol casi africano.

Buscando la sombra del pino, del olivo, de la encina.

Pisando hojas y palos amarilleados por el tiempo, por el sol, por el viento.

Secos, como mis labios al respirar la flama que cae de tu verano. Con la chicharra como única banda sonora.

Secos, como mis pies pisando la arena dorada o morena de sus playas, las salvajes. Las perdidas. Donde me gusta encontrarme, escondida entre algas y espuma de mar.




Me gusta excavar en tu arena, en la tierra sobre tu suelo. Tocarte con las manos. Olerte en mis uñas.

Notar el peso del tiempo.

Sentir como me quema la respiración. Aire caliente entrando en mí.

Presente en el aquí y el ahora.

El tiempo se para en tu desierto.

Y yo sonrío.

Me siento feliz. Sola. Con fuerza. Para todo.

Y en compañía.

De los árboles, de los montes.

Del águila que vuela sobre mí buscando su almuerzo.

Nada como volver. A la tierra. A mí misma.

Parece que echo raíces, no importa donde esté.

Siempre tuya seré.

En todas partes estoy en ti.




16 sept 2016

Se tiene el listón bajo

Señora, no me diga más que mi hija se ha portado estupendamente mientras estaba con usted, que es muy obediente.

Que se me eriza el vello de todo el cuerpo.

¿Acaso no ve las noticias?

Yo sé que más que yo.

¿No oye de violaciones, de maltratos, de muertes?

Bien, usted piensa que las chicas de hoy son tontas y se van con quien no tienen que ir.

Y así nos va, mientras sigamos pensando que las "que se lo buscan" son ellas seguirá pasando.

¿Pero no oye o dice usted misma que tal asesino, o tal maltratador no lo parecía?

¿Que era un chico estupendo, un marido ideal un vecino educado?

¿Entonces de qué estamos hablando?

Claro que una se confía.

Y es que, ¿Sabe usted lo que pasa?

Que el listón está bajo. muy bajo. Bajísimo.

Está tan bajo que nos enamoramos del primer tipo que nos deja paso en el tráfico.

Del primero que nos dice un piropo por la calle, porque es romántico y pura galantería.

Porque nos enseñan a amar de forma masoquista.

Con mucho castigo.

Ahora te quiero, ahora ya no, o bueno, sí, aunque tú no sientas mi amor. 
Hemos crecido  con la idea romántica absurda de que el amor bien demostrado viene de parte de una margarita, o no.




12 sept 2016

Ligera de equipaje

A ti que nunca te molestaste en conocerme
 
sólo en poseer mi cuerpo 

y pisar algún pedazo de mi alma 

cuando más sed tenías, 

sin que lo supieras.


A ti que me quisiste como un objeto. 

En momentos puntuales.


A ti que quisiste perderte la mejor parte de mí misma 

la soñadora, la melancólica la 

"Me voy a la luna, ¿Te vienes conmigo?"


A ti que sólo mirabas mi boca con prisa 

sin sentir las palabras que de ella salían 

A ti te digo: 

que sobreviví a las noches sin ti

a la ausencia de tus llamadas

a tus falsas promesas

a tu mirada de niño que en realidad no lo

era.

 A mí,

que la mayoría del tiempo vivo en la luna 

que cada vez voy más ligera de equipaje 

I'm a light traveller 

un poco por mérito propio un poco porque 

la muerte me enseñó que no 

te llevas nada con ella

que todo lo dejas aquí, incluso la carne,

sobre todo la carne
 

Nada como el cambio para conocerme mejor

Nada como salir entera aunque con humo de ti y 

de otro 

montón más 

Sufrí en silencio, quise más y no lo pedí 

y al final me escapé

por la puerta de atrás, 

un poco como hago siempre

magullado mi orgullo de loba, 

pero mirando al frente,

con la certeza de la supervivencia.


A  ti y a mí, nos digo:

Aunque a veces parece que se haga cuesta arriba,

la vida nunca ha sido tan fácil de vivir

        Alejada de devoradores de carroña como tú.
La carroña es sinónimo de debilidad.

La mía y la de tantas otras mujeres que pasaron y

pasarán por tus manos,
por las vuestras.


7 sept 2016

Conciliar. Vivir. Ser feliz.

Dice Niels Bergman que para que un recién nacido se desarrolle tiene que estar en contacto con su madre. Sino se limitará, o no, a simplemente "sobrevivir".

Sobrevivir a secas es mediocre. Triste. Poco moderno.

Si gozamos del gran privilegio de venir a este mundo no es para ser mediocres. Es para destacar. Brillar. Para vivir intensamente. Lo mejor posible. Siendo felices.

Él, como muchos otros científicos, habla de la Exterogestación. El periodo que un recién nacido necesita de contacto físico con su madre y crecer lo más sano posible tras nacer. Alrededor de 9 meses.

Porque ya cada vez tenemos más claro, y nos demuestra la ciencia, además de las filosofías orientales, que no existe separación cuerpo/mente/emoción.

Las neurociencias están al servicio y al alcance de todos. Pero sobre todo le ponen voz a los bebés, que son los últimos de la fila. Y lo que nadie te cuenta es que ellos tienen sentimientos. Que no tengan el don de la palabra no significa que no tengan sentimientos. Me repito. Porque es necesario. Precisamente porque no saben expresarse ni se pueden mover libremente es por lo que nos necesitan más.

Si nuestros niños crecen colmados, con sus necesidades "básicas" más que cubiertas serán más felices y como consecuencia crecerán más sanos. Una necesidad básica es precisamente la del contacto físico, no olvidemos que somos mamíferos. No es casualidad que el primer sentido en sentir y el último en dejar de hacerlo sea el tacto. Se enfermarán menos. Por ende sus padres faltarán menos al trabajo y la sociedad podrá ser tanto reproductiva como productiva. Un poco como es ahora pero en versión mejorada.

No paramos de oír que necesitamos que aumente la tasa de natalidad, pero ¿cómo nos vamos a animar a tener más hijos si luego estamos obligados a abandonarlos rápidamente?

La conciliación no sólo beneficia a los bebés, sino a sus madres y a sus familias.

Cuando una madre ha vivido bastante tiempo al lado de su hijo recién nacido al volver al trabajo lo hace con más ganas, puesto que no deja atrás a un ser tan inofensivo. Se siente más tranquila, más segura y es capaz de dar más. Y esto revierte positivamente en la sociedad y en el sistema.

Pero hoy día la maternidad se vive en soledad por la forma de vida que impera en las ciudades. De ahí la importancia de que los padres se queden más tiempo con sus mujeres e hijos. Para repartir tareas.

Además un niño sigue necesitando a sus padres también cuando deja de ser un bebé. Y mucho. De ahí la importancia de tener horarios de trabajo compatibles con la familia. Humanos. Flexibles.

Si los países nórdicos pueden, los del sur de Europa también, después de todo compartimos Unión ¿no? Por algo será.

Tenemos el deber de apreciar la vida. Porque es un regalo. Por tanto vivirla lo mejor posible debería ser una obligación.

Esta semana las madres, los padres, las mujeres, los hombres, podemos contribuir a conseguir un mundo mejor, gracias a esta acción que está tomando fuerza en las redes sociales:

Quedadas en Twitter, porque #ConciliarEsVivir y necesitamos #ConciliAcción

¿Te unes a la causa?



6 sept 2016

Yo no quiero un buen trabajo.

No quiero un trabajo chulo donde gane mucho dinero.

No quiero trabajar para nadie.

De hecho no quiero trabajar, así, a secas.

En realidad nunca he querido, por eso no llevo 15 años en el mismo sitio.

Seré una inconstante.

Una inconsciente.

Pero en el fondo llevo toda la vida resistiéndome a vivir siempre cansada.

O harta.

Sin energías.

Resistiéndome a que me roben todo mi entusiasmo.

A que sitien mi cerebro allá por la parte derecha.

Yo no quiero ser otro número de diez dígitos más.

Lo que yo quiero es ganar dinero porque aquí no se puede vivir de otra forma.

¿Ves que en el fondo no soy tan antisistema?

Ganar como para quitar de trabajar a mi compañero que está muy guapo vestido de domingo y con la cara descansada. Para que se dedique a lo que quiera y no a lo que tiene que hacer.

Ganar lo suficiente como para no tener que separarme a diario de mi niña, como para que no se tenga que conformar.

Porque si quiero que sea una adulta inconformista me parece una incongruencia someterla antes al conformismo.

Ganar dinero haciendo lo que realmente me gusta.

Ganar dinero con mis pasiones.

Con mi misión.

Eso quiero.

Ganar para comer y vestirnos decentemente.

Lo que haga falta para viajar en familia de vez en cuando.

Ganar lo suficiente para poder disfrutar bien de lo gratuito de la vida.

Yo lo que quiero es criar sin prisas. Con él. A mi niña. A la suya. A nuestras hijas.

Con más amor.

Sin preocupaciones.

Con creatividad.

E imaginación.

Yo lo que quiero es seguir leyendo y escribiendo sobre las cosas que me gustan, las que le hacen bien al mundo.

Yo lo que quiero es no ser la esclava de nadie.

Que ningún jefe sea mi dueño, que empiezan por un horario y te acaban diciendo como pintarte o como criar para continuar sometiendo.

Yo lo que quiero es tener tiempo para mi huerto.

Para hacer jabones.

Y pan.

Para escribir.

Para colorear.

Para tejer.

Para respirar.

Yo lo que quiero es no tener despertador.

Sentir mi cuerpo.

La textura del agua al bajar por mi garganta.

Vivir "pa' dentro" cuando no haya luna.

Hacia fuera en el plenilunio.

Yo lo que quiero es ser libre.

Y que mi familia también lo sea.

Y todas las buenas personas.

Yo me readapto al sistema, pero de forma ecológica, para ello primero me quiero olvidar del reloj.

Seguir al sol.

A la luna.

A mí misma.

A mi peque.

Su corazón. Mi estrella de oriente.


Yo lo que quiero es rechazar la enésima oferta de trabajo sin miedo. No aceptarla para dejarlos en un par de meses como hago siempre, últimamente.

Y es que yo no me entendía.

No sabía que quería.

Pero ahora por fin sí.

Yo no quiero un buen trabajo.

Yo quiero mi libertad.

Mi felicidad. Y la de quienes me rodean.






Para hacer felices a los demás tienes que ser feliz tú antes.




8 ago 2016

Si es que somos muy malas

El texto "9 Non-Threatening Leadership Strategies for women" , rebautizado por mí como "Treat them gently, you bossy bitches!" cae en mis manos en una semana en la que le he tenido que poner las cosas claras a un vecino, por cierto médico, que no pediatra, (aunque tampoco me habría frenado, ya me conocéis). Le he parado los pies porque ya me tenía un poco harta de que se metiera en mi vida.

El buen señor, al que, por cierto, conocemos desde hace menos de dos meses, es decir, el tiempo que lleva viviendo aquí, resulta que cada vez que me veía (nótese el tiempo pasado) a mí con mi hija de tres años me daba un consejo (a veces incluso dos) no pedido, de gratis, lo que viene siendo por toda la cara, vamos. Y es que, claro, será que él tiene dos niñas de 8 y 11 años, es médico, es hombre y yo una simple mujer. Es evidente, tenía que guiarme cuan pastor que guía ovejas descarriadas hacia el rebaño. Hasta que el sábado pasado me hinchó las narices y le dije que no se metiera más en mi familia, que él no era nadie en mi vida como para darse ciertas licencias. Tendríais que haber visto como se volvió a meter en su casa con cara de ofendido y sin decirme ni media palabra. Fue un gesto torpe, impropio de una autoridad de bata blanca, más bien parecía un niño que corre para esconderse en las faldas de su mamá. Yo sé que muchas mujeres que me están leyendo reconocen situaciones similares. De verdad que es una pasada lo que tenemos que soportar, por no ser hombres. Muy a menudo nos tratan como a niñas, con un paternalismo nauseabundo que a mí personalmente me ha puesto siempre muy enferma.

Lo peor de todo es que cuando les haces notar que se están pasando 1) No te piden perdón (que tampoco es lo que una busca, a estas alturas del camino con que nos dejen en paz nos basta, ¿verdad?) y 2) Los ofendidos son ellos y nosotras somos las que nos quedamos con la cara a cuadros pensando que somos las malas de la película también en esta ocasión. Ya estamos comprometiendo nuestra condición de niñas buenas, buenas chicas, buenas mujeres tal y como nos quiere la sociedad. De verdad que una tiene que atravesar muchos estratos de sí misma para reunir las hagallas de pararle los pies a la gente y quedar como la antipática de la historia.

El reto es ése, librarnos de nuestras propias etiquetas, de las que nuestra familia, el colegio, la maestra de ballet, la de inglés, las amigas, nuestra vida, nosotras mismas hemos/han ido poniéndonos. Quizás cambiar simpática por antipática consiga quitarnos muchas presiones. Y es que hay días que una simplemente no tiene "el chocho pa farolillos". Así que repite conmigo, hasta trece veces (el número es importante) delante del espejo, si quieres, claro está:


"No soy simpática, soy antipática.Y no pasa nada."





14 jun 2016

La violencia obstétrica es violencia de género

Cada vez que oigo a una mujer contando su parto instrumentalizado siento una punzada en el corazón.

El 90 % de las mujeres del mundo sufrimos violencia obstétrica, sólo que algunas no lo saben. Se enteran después. Nos enteramos después. O quizás ni eso.

Cada vez que escucho que a una mujer le robaron el parto me duele la cicatriz de mi cesárea, de la mía y la de mi hija, porque ella salió de esa raja, de esa herida, que fue en mi piel. En mi útero. En su alma.

Cada vez que escucho a una mujer ya consciente de que no tuvo el parto que ella quería, pero que se conformó, que se convenció, que la convencieron, me salen moratones en los brazos. Ahí donde me apretaban las gasas que me ataban para no interrumpir el acto.  Para no interrumpirles a ellos, los médicos, mientras hacian todo su trabajo. Mientras me robaban mi parto. Mientras nos robaban nuestro parto, a mí y a mi hija.

Cada vez que escucho a una mujer que ha tenido un parto tranquilo, en casa, a su ritmo y al de su cría, sale el sol en mi corazón. Me alberga la esperanza y una lágrima cruza mi mirada, como el hielo al derretirse.




Otras entradas sobre violencia obstétrica:

Brazos en cruz

Antes y después de violencia obstétrica

Il passato sarà il futuro. El pasado sera el futuro


Foto





6 jun 2016

A quien no le gusten mis ojeras que se gire para el otro lado.

Toda mi vida he sido delgada. Muy delgada. Y créedme: Puedo contar con los dedos de una mano las personas que no hayan hecho referencia a mi cuerpo. Como crítica o como cumplido. Y créedme: estoy cansada, tanto de una cosa como de la otra. Pero como sé que no puedo cambiar lo que los demás digan ahora simplemente ya no me toca lo que opinen. Ni soy anoréxica ni bulímica ni lo he sido nunca. De hecho la gente más cercana sabe que como como una "lima sorda". Lo mío es puro metabolismo. Lo que tengo que deciros sobre mí. Sobre mi cuerpo. Sobre si me quiero o no pintar, quiero o no arreglarme es esto:

A quien no le gusten mis ojeras que se gire para el otro lado y así no las ve.

Que si me da la gana cubrirlas, bien. Pero si me levanto con ganas de estar al natural incluso habiendo pasado una mala noche, dejadme en paz.

Mi cuerpo es mío y yo elijo que hacer en todo momento. Y no quiero escuchar que me dicen que tengo mala cara, que tengo que cuidarme. Dormir, comer o mear más.

Y si me arreglo lo hago para mí. Porque me encuentro de ánimo. O porque me quiero animar. Y sea lo que sea es asunto mío.

No soporto ya más que se hable del cuerpo como un objeto. Nadie debería hacerlo. Ni del propio ni de los ajenos.

Al cuerpo le exigimos muchos deberes (demasiados) y le otorgamos pocos derechos. E incluso lo castigamos y no lo escuchamos. No sabemos hacerlo, porque estamos sin estar en él.

Mi cuerpo es mío. No del patriarcado. Mi cuerpo es mío. No es de ningún hombre. Mi cuerpo es mío. No es patrimonio de la Humanidad. Mi cuerpo no vive para complacer a los demás.

Yo decido que enseñar. Yo decido que tapar, cuando, como y donde.

Soy cíclica. Cambio a lo largo del mes. En algunos momentos me va una cosa. En otros me va otra. Y en todos, absolutamente todos, mi cuerpo es perfecto y funciona de maravilla. Sobre todo cuando lo trato bien. Exactamente como los vuestros.




22 may 2016

Yo también soy feminista.

Según una ponencia celebrada en Nueva York en 2005 por la UNESCO una de cada 3 mujeres en el mundo sufre algún tipo de violencia y esto es una "importantísima urgencia de salud pública".

Sí, soy feminista.

Sí, el feminismo es (muy) necesario.

No, el feminismo no es la supremacía de la mujer sobre el hombre.

Sí, el feminismo es Igualdad.

Sí, el feminismo es Justicia.

"El hombre goza de la gran ventaja de tener a un dios que respalda las leyes que escribe. Y puesto que el hombre ejerce una autoridad soberana sobre las mujeres, es particularmente afortunado que esta autoridad se la haya otorgado el Ser Supremo. Para los judíos, mahometanos y cristianos, entre otros, el hombre es el amo por derecho divino; el temor de Dios reprimirá por lo tanto cualquier impulso hacia la revuelta entre las pisoteadas mujeres". Simone de Beauvoir.




12 may 2016

El arte de responder


Esta mañana llovía mucho y al subir las escaleras de la guardería, mi hija se resbaló y apoyó la pierna sobre el último escalón. Yo la llevaba de la mano y pude tirar de ella, así que no se hizo daño, pero sí se mojó el pantalón. Al entrar y mientras la cambiaba, la bedel, que no paraba de meternos prisa, nos preguntó que qué le había pasado y la respuesta  de ella, a mi narración de los hechos, priva de adjetivos y epítetos, juro que fue de lo más neutra y objetiva que se despacha, fue: “¡ay, qué torpona!”.

La gente que me conoce sabe lo que odio las etiquetas. Pero quizás lo que no todos saben es que ahora ya no me callo una. Además cada vez me sale mejor eso de responder con asertividad y respeto. Aunque lo que haya recibido del emisor sea un mensaje faltón, ojo, la mayoría de las veces sin alzar la voz. Porque como yo digo ya siempre, nos faltamos al respeto una y otra vez sin saberlo, sin necesidad de gritarnos, e incluso “desde el cariño”. Porque hay conceptos mal aprendidos. Pero todo eso a mí no me exime de responder. Considero que es mi responsabilidad defenderme a mí y a mi descendendencia. Porque, y aquí tomo el término en inglés, “responsability” es un a palabra compuesta por “response” que quiere decir respuesta y “ability” que no es más que habilidad. Así que: la responsabilidad es también la habilidad de responder. Yo diría más, “el arte de responder”.

A mi generación, como a tantas generaciones precedentes, nos han educado en el respeto a los adultos. Así que es una  novedad que el respeto se ejerza también hacia los menores. Y cuesta romper la cadena. Pero es que no debe ser de otra forma. Es más, defendiédolos a ellos, nuestros hijos aprenden a ser merecedores de respeto. Y ya de paso, a respetar. Y os aseguro que me cuesta aún responderle a personas de una cierta edad, porque a veces aún me pesa pasar por maleducada, por antipática. Llevo demasiados años en mi rol de agradar, de ser simpática, a veces incluso payasa. Ahora me tomo la vida en serio, y asumo mis responsabilidades, y traer un hijo al mundo es la mayor. Soy consciente de que a los niños hay que guiarlos y darles amor a raudales y sin retenciones. Soy consciente también de que, aun dominando mucho la teoría, a veces me equivoco, pero le pongo mucho empeño a la cosa e intento mejorar cada día. Seguimos en el camino. En el fondo como todos.

Escribí un post de un párrafo el otro día, de esos cliché, “saeteros” que me gusta a veces escribir a mí, que comparto de nuevo aquí.




Imagen tomada de aquí