¡Re-conecta ahora!


 ¿Desde que eres mamá te persigue la culpa? 
¿Sientes que no consigues llevar las riendas de tus emociones? 
¿Tienes la sensación de que no conectas con tus hijos?
¿Te parece que al conectar con ellos te olvidas de ti misma?
¿Quieres volver a recuperar ese equilibrio en el que todos ganáis?





Entonces estás en el sitio correcto

Soy mamá desde hace cuatro años y medio y como siempre digo:
"Nunca hice un viaje espiritual más intenso que éste".

La maternidad me puso del revés, me hizo tambalear e incluso tumbar muchas de mis creencias. Mis gustos literarios han cambiado totalmente. Donde antes había novelas ahora dan vueltas, por toda la casa, libros de psicología infantil, libros escritos por madres y sus experiencias, libros de ginecólogas, de obstetras, psiquiatras que me han inspirado y guiado desde el principio. Pero también leer y seguir a grandes mujeres en la red o formarme con ellas ha sido fundamental. Un gran número de profesionales que se han valido de sus conocimientos y su propia experiencia como madres para desarrollar una metodología siempre basada en el amor y la escucha activa. Es leyendo de forma ávida, pero sobre todo viviendo mi maternidad en el marco de nuestra propia historia (la de mi hija y la mía) no exenta de cambios muy intensos, que he ido ocupando mi cuerpo. Siempre digo que la maternidad me hizo bajar a él y será por eso que empecé a leer a autoras que hablan sobre cicliciad femenina. Así acabé haciendo cursos y formándome en el funcionamiento del cuerpo femenino antes y después de ser madres. Con todo lo que he leído y aprendido desde fuera y lo que he aprendido dentro de mi cuerpo y de mi propia experiencia como madre he confeccionado este programa:






Reconéctate a tus hij@s


Este curso es para ti si eres mamá o estás embarazada y:
  • Tienes la sensación de estar siempre cansada.
  • Sientes que no consigues llegar a todo.
  • Necesitas más horas en tu día.
  • Te sientes sola en tu maternidad. 
  • Tienes falta de apoyo de tu entorno.
  • Sientes que no sabes gestionar los conflictos con tus hijos.
  • Estás embarazada de tu primer hijo y quieres sentirte preparada para lo que viene.
  • Estás embarazada y ya tienes hijos y quieres aprender a organizarte mejor.
  • Sientes que no llegas a las necesidades de tus hijos al cien por cien.
  • Te sientes culpable porque no consigues darle a tus hijos lo que necesitan.
  • Notas que te estás descuidando, que te olvidas de ti misma.
¿Cuál será el destino al que llegarás?

1) Aprenderás a sacar el mejor partido de cada momento fisiológico en el que te encuentres.
2) Tendrás las herramientas para entender mejor las necesidades de tus hij@s
3) Aprenderás a leerte a ti misma. A conocerte mejor y a aumentar tu autoestima.
4) Te liberarás de la culpa destructiva.
5) Sabrás gestionar mejor los conflictos con los más pequeños
6) Tendrás las herramientas para reducir los conflictos en casa.
7) Crearás un ambiente familiar de Ganar-Ganar, en los que ningún miembro de la familia se sentirá olvidado.
8) Tendrás un rol principal en la crianza y educación de tus hijos.
9) Sentirás equilibrio y abundancia en tu día a día.

  BLOQUES:

1. Las malas madres no existen. En el que hablaremos sobre las expectativas de las madres antes de serlo, la realidad tras convertirnos en ello. Sobre la guerra de las madres y sobre la ciclicidad de mamá.

2. Todos los niños somos buenos. En el que trataremos las necesidades más importantes de los bebés y niños pequeños. Aprenderemos a formular enunciados respetuosos para con nuestros hijos. Y a usar recursos para reducir los conflictos.

3. Lo que los demás piensen de mí o de mi maternidad no es asunto mío. Sabemos que la presión exterior puede llegar a tener bastante peso en nuestras decisiones. Aprenderemos a gestionar nuestra maternidad de forma asertiva y empoderada para que no sintamos que perdemos el control de lo que nos corresponde a nosotras.


DURACIÓN Y FORMATO DEL CURSO:

El curso tiene una duración de dos meses. Desde el 24 de abril hasta el 24 de junio. (Que termine el 24 de junio es simbólico. Tras el solsticio de verano dejaremos nuestro viejo yo y entraremos en la estación del verano, que es la más maternal, como veremos en el curso, recargadas de energía y llenas de empatía).

Una vez cada dos semanas te llegará un PDF a tu e-mail. Tendrás dos semanas para leerlo y trabajarlo. Para reflexionar. 

Cuando pasen las seis primeras semanas entraremos en la parte práctica. Antes haremos también pequeños ejercicios.

Nos encontraremos en un grupo cerrado de Facebook y un grupo en whatsapp abierto las 24 horas durante los dos meses que durará el curso para sentirnos acompañadas en todo momento en este viaje.

Además de esto tendremos tres reuniones en una plataforma on line. 

Testimonios de alumnas en mi curso anterior Reconecta con tu cuerpo. Conecta con el mundo:

"Para mí ha sido un curso lleno de cosas super importantes como es el propio reconocimiento del cuerpo, desde que empecé a hacer el curso algo cambió en mí. Llevo dos meses sin dolor menstrual cuando siempre me había dolido mucho, pero ahora conecto con mi útero, mis ovarios y no los rechazo sino que conecto con ellos. También me he dado cuenta de muchas cosas como mujer que antes no valoraba, me he vuelto feminista cuando antes he sido muy tonta y permitía cosas que son machistas, en definitiva me ha cambiado muchísimo a mucho mejor. Ahora me quiero como soy, quiero mi cuerpo, mi menstruación y toda la feminidad en completo. Gracias Ana, de verdad sabía que iba a ser increíble y lo confirmo." Jenifer


"El curso ha llegado en un momento crucial en mi vida, aprendí a no martirizarme tanto por cosas que no puedo cambiar y a sentirme poderosa a más no poder y a ser capaz de defenderlo ante cualquiera. Enriquecedor, sin duda..." Bella



"Ana transmite una super energía positiva. Sus palabras, en los módulos, te abren a un mundo nuevo. Yo soy más consciente de mi ciclicidad y de mi influencia lunar. Vivo mejor mis 4 fases y me he ¡Descubierto a mí misma! ¡Todo gracias a ella! ¡Un curso que aconsejo a todas! Como dice una de mis frases favoritas del mismo: "Yo, siempre, a salvo" 😉 Federica 



"Este curso no podía tener un nombre más acertado, RECONECTA.
Realizarlo me ha ayudado a parar, ser más consciente y desconectar del piloto automático en el que funcionaba. Reconciliarme con mi menstruación, amarme tal y como soy, empoderándome. 
Ana es un amor, está lejos pero parece que esté aquí cerquita mía, además la conexión que se ha creado en el grupo ha sido especial, mujeres compartiendo dudas, preocupaciones, experiencias, dándonos comprensión y apoyo mutuo.
Estoy muy contenta de haber aprovechado esta oportunidad." Gloria

 "Este curso me ha acompañado en momento de cambio y punto de inflexión en mi vida, mi maternidad y mi feminidad. Además te acerca a mujeres que aún con vidas y situaciones distintas sienten lo mismo que tú. La sensación que me ha dejado es la de pertenencia al grupo pero a través de un trabajo interior. Reconecta y empodera." Victoria

"Sobre Reconecta y haber conocido a la maravillosa mujer Ana Gálvez, puedo contaros que me llevo un grupo de mujeres que aunque no conozco personalmente nos apoyamos y compartimos valiosísima información. Gracias a este grupo me he empoderado y he aprendido a rebelarme contra los ataques que sufrimos como género.
He vislumbrado mi camino y este se andará entre mujeres, he aprendido, o estoy en el camino, a no juzgarnos, y ahora siento que todas las mujeres nos encontramos unidas por hilos invisibles y no dudaré en ofrecer mi apoyo a cualquier mujer que necesite mi ayuda.
Entre todas conseguiremos un mundo mejor. Gracias por todo." Lubna





EMPEZAMOS EL 24 DE ABRIL





INVERSIÓN 150€ 



O 2 CUOTAS DE 79€






PERO LLÉVATELO AHORA POR TAN SÓLO

 90€ (SÓLO HASTA EL 19 DE ABRIL)





PACK RECONECTA CON TU CUERPO. CONECTA CON EL MUNDO + RECONÉCTATE A TUS HIJOS  

AHORA POR TAN SÓLO 165€  (INVERSIÓN NORMAL 265€, AHORRAS 100€, sólo hasta el 19 de abril)





PACK 2X1
 
TRÁETE A UNA AMIGA Y LA INVERSIÓN SERÁ SÓLO DE 150€ 
(OFERTA VÁLIDA PARA CINCO INSCRIPCIONES, ¡DATE PRISA! 😉).



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8 oct 2016

Huye de los "Te tienes que despejar"

Huye.

Cuando te digan: "Te tienes que despejar".

Si no es lo que sientes.

Escucha si lo deseas.

Acepta el consejo.

Agradécelo.

Y luego siente tu cuerpo.

Siente tus ganas.

Sólo tú decides si quieres despejarte:

  • De los estudios 
  • De tu trabajo 
  • Del libro que estás escribiendo 
  • De tu pareja 
  • De tus hijos
No me gustan los consejos pero si me aceptas éste, es tuyo: 
"En la medida de tus posibilidades haz realmente lo que tengas ganas de hacer, sin forzarte."
Porque lo que es válido para una o mil personas no tiene porque ser lo válido para ti.


Escucha tu cuerpo. Toca cada palabra que te dice.





6 oct 2016

Mover nuestro cuerpo nos ayuda a reconectar

No tenía ganas de ir al baile,pero luego me alegré. He hecho danza del vientre en varias ocasiones de mi vida, pero desde que soy madre paré por exigencias del guión. Hasta el año pasado que retomé las clases.

Cuando empiezas a bailar danza del vientre te das cuenta de que tu cuerpo es un bloque. Y mover de "forma dividida" el cuerpo cuesta mucho. Hay ejercicios que nos resultan más difíciles que otros pero hacerlos nos relaja, nos ayuda a respirar abdominalmente y nos conecta con nuestra energía femenina.

El año pasado, al final del curso incluso hicimos una representación en el salón de actos de un colegio y de ahí salieron hasta 4 eventos más. Recuerdo pasar mucha vergüenza la primera vez y seguir pasando vergüenza las siguientes veces pero en menor medida. Yo siempre te diré que hagas lo que te pida el cuerpo, que no te fuerces, que vayas a tu ritmo. Y una gran parte de mí se sentía muy bloqueada y con mucho miedo para exponerse delante de un público, pero cada vez que terminaba un baile otra parte de mí se sentía muy bien, muy satisfecha. Era como ganarme un pulso más a mí misma. Demostrarme que puedo hacer eso y casi cualquier cosa.

De pequeña en un par de ocasiones bailé delante de un público con el grupo de ballet clásico del barrio y recuerdo el temblor de mis manos antes de comenzar. Era una niña muy tímida detrás de una sonrisa simpática, y en cierto modo sigo siéndolo. Pero este tipo de eventos me hacen vencer esa timidez muy sinónima de inseguridad.

Después de haber estado dos meses sin bailar me costaba incluso arrancar para ir a clase. ¿Os ha pasado? Te toca ir al gimnasio o a clase de yoga pero te cuesta salir de casa y al final cuando vas te alegras y vuelves recargada de energía.

Eso fue lo que me pasó a mí ayer. Me daba mucha pereza salir de casa pero fue empezar a mover un poco la cabeza, los hombros y las caderas y dejar de sentir el óxido, el bloqueo del cuerpo. Estar en él. Presente, era de nuevo una sensación maravillosa. Y empezar a montar la coreografía que haremos en junio me hizo "firmar" mentalmente la temporada.

  • Sí, quiero pasarme este curso bailando.
  • Sí, quiero reconectar con mi cuerpo.
  • Sí, quiero aumentar en seguridad.
  • Sí, quiero incrementar mi energía femenina.
  • Sí, quiero alzar mis niveles de hormonas positivas estando con mis compañeras de baile y mi profesora a las que adoro.
  • Sí, quiero estar bien para mí y para los que me rodean.

Al mundo le hacen falta personas que se sientan bien. Y cuanto mejor nos sentimos más podemos dar al mundo.



5 oct 2016

Siente tus sueños. Vívelos. Ve a por ellos.

Acabo de llegar a casa. Conduciendo hacia aquí notaba como se me escapaban las lagrimillas por el rabillo del ojo. No era un llanto de pena. En absoluto. Sino más bien de alegría , de ilusión, de emoción. Pero también de miedo. De sentir finalmente el abismo bajo mis pies. Sentirlo de verdad.

Porque mira que este año he dado (necesarios) "saltos al vacío".

Pero ninguno como éste de hoy.

Todo empezó con mi maternidad. Con ese puerperio intenso que me transformó, con todas esas vivencias agolpadas que me brindó la vida con prisa , desordenándome el pelo, ideas y proyectos.

Al perder al padre de mi hija y volver a mi tierra empecé de nuevo a trabajar en el hotel del centro que había dejado dos años antes, ya sabéis, tenía: una boca que alimentar, que distraerme, que seguir adelante....Porque era lo que casi todos me aconsejaron, y yo, que ni siquiera conseguía ir al supermercado de la esquina de la calle donde vivía, me dejé guiar. Me dejé llevar.

No sé si os he contado que me gusta mucho bailar, aunque no valgo para hacerlo guiada....¿Cómo era aquel grupo? ¡Eso!"Ella baila sola" Lo cual no quita que me encuentre estupendamente en pareja. Me encanta compartir y dormir con amor y calor por las noches, como a la mayoría de los mamíferos. Pero mi vida tengo que vivirla yo. Mis decisiones tengo que tomarlas yo.
Y claro, cuando no hago lo que me dictan las tripas, sino lo que los demás me dicen, al final me siento mal, y no duro. Imagino que nos pasa a todos.

¿Cómo fue volver a trabajar después del tsunami que me pasó por encima? Nada fácil. Al principio, recuerdo llorar cada noche abrazando a mi pequeña hija mientras dormía. Me distraje, me acostumbré, está claro, había momentos de tanto estrés, de tal volumen de resolución de problemas que a veces pasaban las horas y no tenía tiempo de acordarme de ella. A veces no me acordaba ni de mí misma.

Comía mal, dormía poco, estaba tris....No sé ni como estaba, tenía un duelo aparcado. Lo más importante parecía MOVERSE HACIA ADELANTE. No sentir. No pensar.

La historia cambió al conocer a mi compañero actual, volví a vivir, a pararme,a sentir, a llorar todo lo que tenía guardado y a sonreír mientras la herida sanaba y me agarré a sus alas para soñar con nuestro futuro juntos. Y en esos sueños había nuevas posibilidades de ganarse la vida poniendo en práctica lo que me gusta, lo que se me da bien. Lo que día a día he ido descubriendo que es. Hasta hace un mes no he quitado el último velo.

2016 está siendo un año intenso a nivel personal, de gran crecimiento y transformación. De pulir todas las imperfecciones que se pueden pulir y abrazar las que no se pueden cambiar.

Empecé el año trabajando en otro hotel, aún sabiendo que no era lo que quería. Pero es más fácil continuar con patrones viejos que idear y pensar en nuevos. Es más fácil que la "providencia divina", el sentido del deber te guíen. Estamos acostumbrados a tenernos que quedar en el rectángulo. Porque nos han enseñado que andar fuera de él es peligroso y dentro se está mejor. Tanto que ya ni nos acercamos a la valla. A menos que devengas madre, para algunas todo sigue igual, pero la mayoría se revela ya sea sólo por un momento, el cual a veces les hace plantearse muchas circunstancias. Aunque al final vuelvan a lo de siempre, a lo de antes.

Después de dos meses y en una fecha significativa como fue el 8 de marzo, (¡SÍ! Me dejé arrastrar por el feminismo) hablé con la jefa de recepción  y le pedí una reducción de jornada. Un "part time", como lo llaman (también) en Italia, que resultó en un "No time" 8 días después. Así fue: Me echaron del hotel.

El ser humano es increíble. O increíble es como nos crían, nos educan, nos programan. Porque yo estaba deseando salir de esa elipsis, pero no tenía el valor total para hacerlo y, sin embargo, cuando ellos fueron los que me dieron el empujón que yo necesitaba, me sentí derrotada. No demasiado tiempo, quizás una semana. Pero el duelo, por pequeño que fuera, ahí estaba.

Me puse en la cima de la montaña, ellos me empujaron y volé hasta aterrizar en un monte más bajo: Empecé a trabajar en un restaurante árabe. Nunca había trabajado de camarera así que fue toda una experiencia. Experiencia sobre todo a nivel antropológico, que son las mejores. Y es que trabajaba con personas de múltiples nacionalidades, con historias diversas. Una experiencia enriquecedora que duró también dos meses. Porque tampoco era mi objetivo.

Y así llegó el segundo "salto al vacío" que no era un salto al vacío del todo.

He de decir que con cada paso que he ido dando se ha ido rebajando considerablemente mi sueldo.

Hasta llegar a la asociación a la que he avisado hoy que dejo dentro de poco. El tercer y último salto, éste al vacío de verdad. Es como el "monstruo final" en un vídeo juego. Disculpad si no encuentro un símil más poético.

Me ha costado hablar pero al salir de la reunión me he sentido liberada. No sabéis cuanto.

Empecé con mucha ilusión allí, - podría ser una experiencia de colaboración increíble, pensé. Pero las cosas no han ido del todo como había imaginado. Porque no he dejado de sentir que trabajaba para otros. Y de eso es precisamente de lo que estoy más cansada.

No quiero trabajar para otros.

O mejor.


No quiero vivir los sueños de otros
Quiero vivir los míos 

Detrás de la asociación hay un grupo reducido de mujeres que ponen toda su pasión y trabajo duro para que las cosas funcionen y, ya lo creo que funcionan.

Pero no es mi sueño. Por tanto el entusiasmo que yo le pongo no es un entusiasmo real, o, al menos no es absoluto.

Cuando estoy allí, trabajando semi voluntariamente, con ellas siento que querría estar en otra parte. Escribiendo, leyendo, jugando con mi hija. Disfrutando de un día en familia.

Si no sientes que estás en el aquí y el ahora es que algo va mal

Me ha costado aprenderlo. Para ello he tenido que desaprender mucho. Que deshacer un buen trecho de camino.

Lo que no quita que no tenga miedos, que no tenga dudas. Pero son miedos sanos, dudas necesarias. A la vida se viene fundamentalmente a aprender. A caminar. No hay nada absoluto.

Muchas de las cosas que hacemos las hacemos por los demás. Para no defraudar, para que no se queden tristes, por no hacer demasiado ruido. Y al final por no hacer sufrir a los demás sacrificamos nuestra felicidad. ¿De verdad hemos venido al mundo para esto? Cuando sabemos que cuanto más llenos estemos, más podemos dar. Cuanto más felices somos más felices podemos hacer a los demás y al contrario. 

Sé feliz y harás feliz. Ése es mi nuevo y más absoluto mantra.

Free as a bird


3 oct 2016

Por qué mi ginecólogo ya no me visitará más

En la última consulta mi ex ginecólogo me dio, del verbo dar no de recetar ni de vender, la píldora anticonceptiva de una marca concreta.

Bueno, supongo que no tengo que explicaros porque es "ex". Pero sí os diré que la decisión la he tomado hace poco, la de no volver a él.

Porque la última vez que estuve en su consulta fue hace un año, todo bien.

Pero me dio la píldora. Yo le pregunté por métodos anticonceptivos y él me contestó dándome la caja de pastillas. La cual estuvo ocupando un espacio pequeño en mi bolso, grande en mi mente, hasta que, después de varias semanas, la tiré a la basura como quien se arranca por bulerías.

Fue todo una liberación. Después de varias semanas de pasear el medicamento, acabar con él de esa forma fue un subidón. Y un gran paso hacia mi naturaleza más básica. ¿Tenéis conocidos que en un arrebato de empoderamiento hayan tirado un paquete de tabaco a la basura para obligarse y autoconvencerse de esa forma a dejar de fumar? Bueno pues esto es igual pero sin recaídas.

Fue un paso hacia mi propio camino  interior e incluso exterior. Y una declaración de intenciones hacia una vida más natural, con menos químicos. Y con más escucha y autoconocimiento de mi cuerpo.

"Puesto que nuestras hormonas afectan a todo el cuerpo, esta modificación radical de sus niveles naturales - necesaria para que se dé la infertilidad- afecta a todos nuestros órganos y a más de ciento cincuenta funciones corporales, provocando una larga y lógica lista de efectos secundarios entre los cuales los que más comentamos las usuarias son la disminución del deseo y la respuesta sexual, los cambios de humor, los estados depresivos, sensación de no saber qué quiero hacer realmente con mi vida, migraña y otros problemas de salud."

Escribe Anna Salvia Ribera en su imprescindible libro "Viaje al ciclo menstrual".



Eso sí, ahora tendré que buscarme un/a ginecólogo/a ecologista. Pero estoy convencida de que encontraré a la persona idónea.

Nota: Escribí este texto hace algunos días y mientras tanto me he cruzado con este post tan interesante que, cuanto menos, te hace pensar: "Mi ginecólogo. Pero, ¿Por qué tener un ginecólogo, si la revisión anual es inútil?"

Nada, parece que tengo más tiempo del que creía para buscarme una nueva bata blanca que me revise los bajos.

28 sept 2016

Gracias, pero no hace falta que me quieras más que a tu vida.

"Te quiero más que a mi vida" Solía decirle cada día, desde el primero que pasaron juntos hasta el año más o menos. Luego su orden de prioridades cambió.Y dejó de llamarla, o mejor dicho, lo hacía de forma alterna, día sí, día no. Parecía que es que quería a su vida más los días que no la llamaba y menos cuando le tocaba llamada. Y es que todos sabemos que su "poquito de cal y su poquito de arena" no le hace mal a nadie. Aunque a ella la destrozara. Pero fue realmente bonito estar con él, mientras se sentía querida, día sí y día también.

Luego vivió un verdadero infierno. Como aquella frase que le leyó a Antonio Gala en El manuscrito carmesí algunos años antes y que no lograba poner en pie cuando nos vimos el otro día, pero que venía a decir algo así como que "El que está solo tiene esperanza y al que sufre en pareja le queda sólo la desesperación". Así fue, no conseguía conciliar el sueño, y se le quitaba el hambre, día sí, día no. Estaba desquiciada. Quería dejarlo pero estaba cada vez más atrapada en esa relación que no le hacía nada bien.

Y es que era muy ilusa, muy inocente. Se creía cada palabra que le decían.

Se me partía el alma cuando me preguntaba: "¿Cómo una persona que hace unos meses me decía te quiero más que a mi vida me puede tratar de esta forma?". Pero nunca escuchaba mis respuestas. Corría, cambiaba de tema.

Hoy, muchos años después, sabe que más que a la propia vida se quiere sólo a los hijos. Por mucho que a la pareja se la quiera, aunque Cristina Pedroche diga lo contrario. Ya le preguntarán los periodistas cuando sea madre. Será interesante escuchar su respuesta.

Ha sufrido mucho, su primera relación le dejó el listón muy bajo, pero tendriaís que verla ahora. Es una de las mujeres más fuertes que conozco. Aunque me daba un poco de pena escucharle decir esto el otro día:

"Yo pensaba que el amor era sufrimiento y no ha sido hasta llegar al tercer piso de mi vida, después de un montón de palos, que finalmente me doy cuenta de que:

  • Si sufres, ¡No es amor!
  • Si tienes que suplicar el cariño, probablemente ¡No te quiera!
  • Si te llama día sí y día no cuando antes te llamaba todos los días ¡Es un tarado!
  • Si sigue haciéndote sufrir conscientemente ¡Es un sádico!
  • Si cuando le lloras y le das las quejas te dice que eres una paranoica ¡Es un super sádico!
Y en cualquiera de estas circunstancias lo que te conviene es HUIR EN DIRECCIÓN CONTRARIA porque con total seguridad se trata de un MALTRATADOR, y aquí abría mucho los ojos y hacía dibujos en el aire con sus manos. Al fin y al cabo, continuaba, un maltratador no es nadie más que alguien que no trata bien y si tú no sientes que te están tratando bien, probablemente te estén tratando mal o, en otras palabras, maltratando."

Y no respondí nada. Le sonreí, como quien le sonríe a una vieja amiga que ha sobrevivido a todo, y la abracé bien fuerte a mí.


Con todo el cariño para M.
Con todo el cariño, para todas las mujeres de mi vida.


27 sept 2016

Septiembre

(Se sugiere acompañar la lectura de Aguas de Março de Antonio Carlos Jobim y Elis Regina)

Me gusta el otoño.

De siempre.

Será por eso que no me asusta el pelo gris.

En estos días están bajando mucho las temperaturas.

Ayer cayó un buen chaparrón.

Este mediodía otro.

El termómetro va tirando para abajo.

Son las Aguas de Septiembre cerrando el verano.


"Estos días me falta brillo

Será que el cielo me esconde mi adorada luna."


(Me nació el otro día)

Y una noche que me levanté para ir al baño no me di casi ni cuenta de que no necesité encender la luz. 

¿No os he dicho que el baño no tiene ventanas?

Aún mejor:


Tiene un tragaluz

Y la otra noche se estaba tragando toda la luz de la luna llena.

Creedme, ¡un espectáculo!

Adoro los momentos que paso a solas con ella.


Con la luna

Cuando la invoco siempre acaba por encontrarme.

Y yo contenta.

Septiembre siempre me gustó.

Pero ahora que cada vez soy más salvaje me gusta aún más.

Libertad

Más que libertad, ausencia de reglas.

Más que falta de horas, ausencia de prisa.

Yo en el fondo nunca fui impuntual, nunca falté a nada.

Sobre todo a nadie.

(Tal y como me enseñaron)

Lo que me pasa es que me cuesta dejar de hacer lo que estoy haciendo.

Poder no ir al baile porque es que no me apetece...

Poder retrasar la alarma para continuar haciendo lo que me gusta.

"¡A la casa que le den!"

Éste es mi momento.

Así lo he decidido.

En el fondo no soy tan distinta de la niña que fui.

Recuerdo pasarme fines de semana enteros en casa leyendo, viendo películas. Oyendo música.

Pero sobre todo leyendo.

Me encantaban los viernes de lluvia y otoño.

Llegar a casa.

A la guarida

Esa bella sensación de tener todo el tiempo del mundo que cabe en unas 67 horas.

Viernes en familia. En el sofá.

Y temprano a la cama.

Mientras fuera llovía con fuerza, yo calentita.

A salvo en mi camita.

hyggeligt

cosy

Estos días ando más inspirada que de costumbre.

Contenta, taciturna, feliz, melancólica, tranquila

Nada como la lluvia, como el otoño, como la luz de luna, como septiembre,

para escribir


para vivir.





23 sept 2016

El bebé es un mamífero, su madre, su padre y los médicos también.

Volviendo de las vacaciones, en el coche, tuvimos tiempo para hablar. Sobre crianza, sobre el cuerpo, sobre desaprendizaje, sobre conexión. Mis temas favoritos. Comentábamos que era increíble tener que recurrir a libros para criar, para parir, para conectar entre nosotros. Con nuestras crías.

Últimamente Aristóteles me cae regular. Y es que en filosofía en el instituto no me dijeron que este hombre, como tantos otros griegos coetáneos, padecía de misoginia. Ahora que no hago más que leer y hacer cursos y seguir a mujeres que me inspiran muchísimo he sabido que nos consideraba seres incompletos, por el simple "fallo" de no tener falo. Al parecer, gestar bebés, parirlos, nutrirlos y tener la capacidad de cuidarlos no le parecía suficiente. ¡Bah! Eso lo hace cualquiera! Cualquiera excepto los poseedores de falo, que hacen otras cosas, claro. Pero hay una frase suya que siempre repito "El hombre es un animal social". Rousseau, con una sensibilidad mayor también lo admite para horror de Voltaire y tantos otros filósofos de la época. Hablamos de cien años antes de Darwin.

Y hablando de animales y de humanos y de capacidad de parir y de nutrir me estuve acordando de lo que me ha contado mi madre estos días que he estado en casa.

Ella trabajó muchos años en un hospital. Aunque no es médico, ni enfermera ha estado muy en contacto con personal sanitario siempre. Me hablaba del "goteo" que es una anestesia general que al parecer se usaba mucho en los 70 y 80 para dormir a las mujeres durante los partos, por aquello de que no molestaran sufrieran tanto.

Al parecer había una eminencia en los años que ella parió, en el hospital en el que desempeñó su trabajo, que decía que "las mujeres no somos animales" justificando así el uso de herramientas varias en paritorio.

Y yo pensaba en un médico francés. Siento verdadera admiración por los médicos que no se quedan exclusivamente con lo que han aprendido en la facultad, con lo que les dicen otros médicos. Siento admiración por los médicos que son capaces de mirar (viendo) otras culturas, sin juicios, sin neocórtex, con verdadero interés y ganas de aprender. Pero sobre todo, de cambiar el mundo. Michel Odent es uno de ellos. Adoro leer con que pasión habla de la necesidad de inhibir el neocórtex para cualquier proceso sexual, sobre todo se centra en el parto.

"Cualquier inhibición, sea durante el parto sea durante cualquier otro episodio de la vida sexual, procede del neocórtex. Es por ello que, en un parto que se desarrolle espontáneamente, según el "método de los mamíferos", llega un momento en el que la mujer parece que desconecte del mundo y se vaya a otro planeta. Este cambio de estado de conciencia indica la reducción del control por parte del neocórtex. Es entonces cuando la futura madre se siente libre y se atreve a gritar, a abrir sus esfínteres, olvida lo que ha aprendido, lo que le ha transmitido su cultura, lo que es "de buena educación". No hay mejor manera de conseguir que un parto sea largo, difícil, más doloroso y, claro está, más peligroso, que estimulando el neocórtex, la cuna de todo tipo de inhibiciones . Se puede estimular el neocórtex mediante la luz, utilizando el lenguaje racional, lógico o comportándose como un observador. En cambio, la sensación de intimidad nos indica que el neocórtex ha reducido su control". Dice en su maravilloso y necesario libro "El bebé es un mamífero".

Hablando con mi amiga María de estos temas me contaba la competitividad que existe entre matronas y ginecólogos (su tía es matrona y le cuenta). De como cuando pasa demasiado tiempo y la parturienta no ha dado a luz aún, llega el médico, reloj en mano, metiendo prisa y añadiría "sólo" (y sólo porque estos días ando políticamente correcta): "Activando el neocórtex".

Es una pena que para encontrarnos a nosotros mismos, para volver a conectar con nuestra biología, con nuestra naturaleza más primal, para aprender a respetar nuestro cuerpo, a nuestros hijos y al vecino tengamos que recurrir a los libros. Aunque claro está, peor es nada.

Con todo esto he llegado a la conclusión de que al mundo le falta ternura y doulas en paritorio...De lo que sobra no voy a hablar. Porque pienso como el Dr. Odent:

"Para cambiar el mundo hay que cambiar la forma de nacer"


20 sept 2016

Volver. Pisar tu tierra.

Volver.

Pisar tu tierra. Sentirla.

Con todos los sentidos.

Que te entre por todos tus poros. Y llegue a todas tus células.

No hago más que emigrar y regresar.

Y volverme a ir.

Sigo en la tierra en todas partes.

Pero en ningún sitio la siento tanto como en "mi tierra".

Como en los campos de mi Andalucía.

Bajo el cielo despejado rendido al sol casi africano.

Buscando la sombra del pino, del olivo, de la encina.

Pisando hojas y palos amarilleados por el tiempo, por el sol, por el viento.

Secos, como mis labios al respirar la flama que cae de tu verano. Con la chicharra como única banda sonora.

Secos, como mis pies pisando la arena dorada o morena de sus playas, las salvajes. Las perdidas. Donde me gusta encontrarme, escondida entre algas y espuma de mar.




Me gusta excavar en tu arena, en la tierra sobre tu suelo. Tocarte con las manos. Olerte en mis uñas.

Notar el peso del tiempo.

Sentir como me quema la respiración. Aire caliente entrando en mí.

Presente en el aquí y el ahora.

El tiempo se para en tu desierto.

Y yo sonrío.

Me siento feliz. Sola. Con fuerza. Para todo.

Y en compañía.

De los árboles, de los montes.

Del águila que vuela sobre mí buscando su almuerzo.

Nada como volver. A la tierra. A mí misma.

Parece que echo raíces, no importa donde esté.

Siempre tuya seré.

En todas partes estoy en ti.




16 sept 2016

Se tiene el listón bajo

Señora, no me diga más que mi hija se ha portado estupendamente mientras estaba con usted, que es muy obediente.

Que se me eriza el vello de todo el cuerpo.

¿Acaso no ve las noticias?

Yo sé que más que yo.

¿No oye de violaciones, de maltratos, de muertes?

Bien, usted piensa que las chicas de hoy son tontas y se van con quien no tienen que ir.

Y así nos va, mientras sigamos pensando que las "que se lo buscan" son ellas seguirá pasando.

¿Pero no oye o dice usted misma que tal asesino, o tal maltratador no lo parecía?

¿Que era un chico estupendo, un marido ideal un vecino educado?

¿Entonces de qué estamos hablando?

Claro que una se confía.

Y es que, ¿Sabe usted lo que pasa?

Que el listón está bajo. muy bajo. Bajísimo.

Está tan bajo que nos enamoramos del primer tipo que nos deja paso en el tráfico.

Del primero que nos dice un piropo por la calle, porque es romántico y pura galantería.

Porque nos enseñan a amar de forma masoquista.

Con mucho castigo.

Ahora te quiero, ahora ya no, o bueno, sí, aunque tú no sientas mi amor. 
Hemos crecido  con la idea romántica absurda de que el amor bien demostrado viene de parte de una margarita, o no.




12 sept 2016

Ligera de equipaje

A ti que nunca te molestaste en conocerme
 
sólo en poseer mi cuerpo 

y pisar algún pedazo de mi alma 

cuando más sed tenías, 

sin que lo supieras.


A ti que me quisiste como un objeto. 

En momentos puntuales.


A ti que quisiste perderte la mejor parte de mí misma 

la soñadora, la melancólica la 

"Me voy a la luna, ¿Te vienes conmigo?"


A ti que sólo mirabas mi boca con prisa 

sin sentir las palabras que de ella salían 

A ti te digo: 

que sobreviví a las noches sin ti

a la ausencia de tus llamadas

a tus falsas promesas

a tu mirada de niño que en realidad no lo

era.

 A mí,

que la mayoría del tiempo vivo en la luna 

que cada vez voy más ligera de equipaje 

I'm a light traveller 

un poco por mérito propio un poco porque 

la muerte me enseñó que no 

te llevas nada con ella

que todo lo dejas aquí, incluso la carne,

sobre todo la carne
 

Nada como el cambio para conocerme mejor

Nada como salir entera aunque con humo de ti y 

de otro 

montón más 

Sufrí en silencio, quise más y no lo pedí 

y al final me escapé

por la puerta de atrás, 

un poco como hago siempre

magullado mi orgullo de loba, 

pero mirando al frente,

con la certeza de la supervivencia.


A  ti y a mí, nos digo:

Aunque a veces parece que se haga cuesta arriba,

la vida nunca ha sido tan fácil de vivir

        Alejada de devoradores de carroña como tú.
La carroña es sinónimo de debilidad.

La mía y la de tantas otras mujeres que pasaron y

pasarán por tus manos,
por las vuestras.


7 sept 2016

Conciliar. Vivir. Ser feliz.

Dice Niels Bergman que para que un recién nacido se desarrolle tiene que estar en contacto con su madre. Sino se limitará, o no, a simplemente "sobrevivir".

Sobrevivir a secas es mediocre. Triste. Poco moderno.

Si gozamos del gran privilegio de venir a este mundo no es para ser mediocres. Es para destacar. Brillar. Para vivir intensamente. Lo mejor posible. Siendo felices.

Él, como muchos otros científicos, habla de la Exterogestación. El periodo que un recién nacido necesita de contacto físico con su madre y crecer lo más sano posible tras nacer. Alrededor de 9 meses.

Porque ya cada vez tenemos más claro, y nos demuestra la ciencia, además de las filosofías orientales, que no existe separación cuerpo/mente/emoción.

Las neurociencias están al servicio y al alcance de todos. Pero sobre todo le ponen voz a los bebés, que son los últimos de la fila. Y lo que nadie te cuenta es que ellos tienen sentimientos. Que no tengan el don de la palabra no significa que no tengan sentimientos. Me repito. Porque es necesario. Precisamente porque no saben expresarse ni se pueden mover libremente es por lo que nos necesitan más.

Si nuestros niños crecen colmados, con sus necesidades "básicas" más que cubiertas serán más felices y como consecuencia crecerán más sanos. Una necesidad básica es precisamente la del contacto físico, no olvidemos que somos mamíferos. No es casualidad que el primer sentido en sentir y el último en dejar de hacerlo sea el tacto. Se enfermarán menos. Por ende sus padres faltarán menos al trabajo y la sociedad podrá ser tanto reproductiva como productiva. Un poco como es ahora pero en versión mejorada.

No paramos de oír que necesitamos que aumente la tasa de natalidad, pero ¿cómo nos vamos a animar a tener más hijos si luego estamos obligados a abandonarlos rápidamente?

La conciliación no sólo beneficia a los bebés, sino a sus madres y a sus familias.

Cuando una madre ha vivido bastante tiempo al lado de su hijo recién nacido al volver al trabajo lo hace con más ganas, puesto que no deja atrás a un ser tan inofensivo. Se siente más tranquila, más segura y es capaz de dar más. Y esto revierte positivamente en la sociedad y en el sistema.

Pero hoy día la maternidad se vive en soledad por la forma de vida que impera en las ciudades. De ahí la importancia de que los padres se queden más tiempo con sus mujeres e hijos. Para repartir tareas.

Además un niño sigue necesitando a sus padres también cuando deja de ser un bebé. Y mucho. De ahí la importancia de tener horarios de trabajo compatibles con la familia. Humanos. Flexibles.

Si los países nórdicos pueden, los del sur de Europa también, después de todo compartimos Unión ¿no? Por algo será.

Tenemos el deber de apreciar la vida. Porque es un regalo. Por tanto vivirla lo mejor posible debería ser una obligación.

Esta semana las madres, los padres, las mujeres, los hombres, podemos contribuir a conseguir un mundo mejor, gracias a esta acción que está tomando fuerza en las redes sociales:

Quedadas en Twitter, porque #ConciliarEsVivir y necesitamos #ConciliAcción

¿Te unes a la causa?



6 sept 2016

Yo no quiero un buen trabajo.

No quiero un trabajo chulo donde gane mucho dinero.

No quiero trabajar para nadie.

De hecho no quiero trabajar, así, a secas.

En realidad nunca he querido, por eso no llevo 15 años en el mismo sitio.

Seré una inconstante.

Una inconsciente.

Pero en el fondo llevo toda la vida resistiéndome a vivir siempre cansada.

O harta.

Sin energías.

Resistiéndome a que me roben todo mi entusiasmo.

A que sitien mi cerebro allá por la parte derecha.

Yo no quiero ser otro número de diez dígitos más.

Lo que yo quiero es ganar dinero porque aquí no se puede vivir de otra forma.

¿Ves que en el fondo no soy tan antisistema?

Ganar como para quitar de trabajar a mi compañero que está muy guapo vestido de domingo y con la cara descansada. Para que se dedique a lo que quiera y no a lo que tiene que hacer.

Ganar lo suficiente como para no tener que separarme a diario de mi niña, como para que no se tenga que conformar.

Porque si quiero que sea una adulta inconformista me parece una incongruencia someterla antes al conformismo.

Ganar dinero haciendo lo que realmente me gusta.

Ganar dinero con mis pasiones.

Con mi misión.

Eso quiero.

Ganar para comer y vestirnos decentemente.

Lo que haga falta para viajar en familia de vez en cuando.

Ganar lo suficiente para poder disfrutar bien de lo gratuito de la vida.

Yo lo que quiero es criar sin prisas. Con él. A mi niña. A la suya. A nuestras hijas.

Con más amor.

Sin preocupaciones.

Con creatividad.

E imaginación.

Yo lo que quiero es seguir leyendo y escribiendo sobre las cosas que me gustan, las que le hacen bien al mundo.

Yo lo que quiero es no ser la esclava de nadie.

Que ningún jefe sea mi dueño, que empiezan por un horario y te acaban diciendo como pintarte o como criar para continuar sometiendo.

Yo lo que quiero es tener tiempo para mi huerto.

Para hacer jabones.

Y pan.

Para escribir.

Para colorear.

Para tejer.

Para respirar.

Yo lo que quiero es no tener despertador.

Sentir mi cuerpo.

La textura del agua al bajar por mi garganta.

Vivir "pa' dentro" cuando no haya luna.

Hacia fuera en el plenilunio.

Yo lo que quiero es ser libre.

Y que mi familia también lo sea.

Y todas las buenas personas.

Yo me readapto al sistema, pero de forma ecológica, para ello primero me quiero olvidar del reloj.

Seguir al sol.

A la luna.

A mí misma.

A mi peque.

Su corazón. Mi estrella de oriente.


Yo lo que quiero es rechazar la enésima oferta de trabajo sin miedo. No aceptarla para dejarlos en un par de meses como hago siempre, últimamente.

Y es que yo no me entendía.

No sabía que quería.

Pero ahora por fin sí.

Yo no quiero un buen trabajo.

Yo quiero mi libertad.

Mi felicidad. Y la de quienes me rodean.






Para hacer felices a los demás tienes que ser feliz tú antes.




29 ago 2016

Lo llaman derrota y no lo es

Ayer estuvimos de reencuentro entre amigas de toda la vida. Echamos un día estupendo de piscina donde comimos, bebimos, jugamos y reímos adultos y niños de distintas edades. Para mí significó una buena recarga de pilas. ¡Qué bien se está cuando se está bien!

Una de mis amigas que es madre desde hace 14 meses hizo un comentario que me ha hecho pensar estos dos días, hablando del tema de los métodos para dormir, Estivill, colecho, etcétera. Y fue: "Yo tengo compañeras que han dejado llorar a sus hijos pocos minutos cada noche durante una semana pero los resultados, ahí están. Ellos duermen toda la noche y yo en mi derrota me pregunto siempre ¿qué estoy haciendo mal?" Ellas (mi amiga y su hija) aún siguen lactando y durmiendo juntas.

Y me veo. Me reconozco en ella.

Yo también he sentido la derrota, yo también he fantaseado con métodos poco respetuosos para dormir a mi retoño. He sufrido noches interminables llenas de despertares. Y el mal humor por no dormir ni un tercio de lo que mi cuerpo me pedía.

Y mientras que iba descartando métodos, nuevos caminos, mi hija ha ido creciendo. Su sueño ha ido madurando, tal y como había leído a los autores justos, a los que están a favor de los niños. Yo consigo descansar más. Y ella también. Todos estamos mejor. Tengo una niña con mucha energía así que es fundamental que duerma de noche para poder descansar ambas.

Ahora veo las cosas con un poco más de perspectiva y puedo decirle a mi amiga que "No es una derrota". Es sólo que vivimos en una sociedad en la que parece que todo debe estar programado. Cronometrado. Los niños tienen que cambiar rápido. Estamos deseando pasar a la siguiente fase para echar de menos la anterior. Es de locos.
Al final no logramos disfrutar de los momentos porque estamos siempre aguardando la etapa siguiente. Y no nos planteamos algo tan simple como que nuestros hijos crecen muy deprisa, es fundamental que se sientan acompañados y cobijados en su infancia.

Lo he dicho muchas veces: A mí lo que más me agota de la maternidad no es la incombustible energía de mi hija sino los comentarios, los juicios, los consejos, las críticas constantes, el "Así tienes que hacer". La falta de apoyo. De ayuda verdadera. La que yo necesite en el momento concreto. No la que la gente quiera darme. No necesitaba por ejemplo "una noche de teatro para dos" cuando mi hija tenía dos meses como pretendían regalarme entonces y rechacé.

Lo que me sobra es la gente remando en contra.

Esto lo he hablado muchas veces con algunas amigas y ellas también están de acuerdo.

¿Por qué nos molestan tanto los comentarios, juicios, consejos, críticas si tenemos tan clara nuestra forma de criar?:

1) Porque nada hay más experimental y difícil como ser padres.

2) Porque precisamente por ser tan experimental contrasta con la forma en la que se criaba hace 30 años, cuando mis amigas y yo fuimos niñas.

Es decir, yo puedo leer mil libros sobre crianza respetuosa, pero si tengo grabadas a fuego las formas de antaño y recibo una crítica, algo dentro de mí se tambalea. Defenderé la lactancia materna, el colecho, el contacto constante, etcétera, de forma pasional, como una nueva conversa. Para escucharme a mí misma, para seguir convenciéndome. Hasta llegar a un momento más comedido.

Pero no, amiga mía: "No estás fallando en absoluto, estás creando un bonito vínculo con tu hija. Disfruta del ahora y piensa que algún día todo el sueño que estás pasando ahora será algo anecdótico". Y vaya por delante que no pretendo juzgar con este post, ni crear bandos. Los bandos me interesan cada vez menos. Cada uno lo hace lo mejor que puede y una no es mejor ni peor madre por utilizar método o no con sus hijos. Mis críticas han dejado de ir a las madres. Van al sistema y a quien gana dinero aprovechándose de la inexperiencia y las circunstancias de las familias. Léase (un) apellido catalán aquí si se desea.


19 ago 2016

Crecimos con el "Mi marido me pega"

Con las olimpiadas y los titulares que están generando los periódicos este verano, así como algunos comentarios (muy) desafortunados, hay bastante debate en torno a feminismo y formas de expresarnos. La verdad es que en estos días de ebullición me doy cuenta de que vivimos en un mundo machista difícil de cambiar. Básicamente porque no vemos claras ciertas señales que deberían estar muy claras ya. Y no hablo sólo de España, a través de las redes sociales han llegado a mis manos, o, mejor dicho, a mis ojos, titulares de Estados Unidos, Inglaterra o Italia, donde por cierto ha sido sonado el despido del director del periódico deportivo "Il Resto del Carlino" por el titular que dictaba: "Il trio delle cicciottelle sfiora il miracolo olimpico" (El trío de las gorditas roza el milagro olímpico). Tras el revuelo que generó la redacción de este título el autor pidió disculpas, su intención no era la de discrimar. Pero fue demasiado tarde. Su gesto "desde el cariño" le costó el puesto de trabajo.

Coincido con la mayoría de las blogueras a las que leo. Con mis amigas (y amigos) feministas. Queda mucho camino y me indigno tal y como lo hacen ellas. Las cosas están cambiando pero no a velocidad de competición olímpica.

Y reflexiono y me viene a la mente una frase que se decía "en plan broma" entre los hombres de la generación de mis padres, algo que hoy no se toleraría. Algo que los mismos que pronunciaban la frasecita hace 30 años hoy ni se les pasaría por la cabeza. Y es aquella expresión cuando se oía de nuevo en las noticias otro asesinato de una mujer a manos de su pareja. Aquel "Algo habrá hecho".

Mi generación creció en medio de esas expresiones y riéndose con Martes y Trece y su sketch  "mi marido me pega". Hoy se llamaría con todas las letras: APOLOGÍA DE VIOLENCIA DE GÉNERO y no tendría espacio en la televisión. Entonces no sé si a algunos adultos les hacía pensar, a mí como niña me hacía reír y ningún adulto me explicó nunca que no habría debido reír ante algo así, es más, no recuerdo ver a ninguno de ellos molesto por la escena.

Sé que hace poco Millán Salcedo ha pedido disculpas por el sketch. Hoy lo vemos todos muy claro, pero hace un par de décadas no tanto. Ni Millán ni nadie.


TODOS tenemos una responsabilidad de civismo. Vivimos en sociedad y hay que respetar si queremos ser respetados. Pero indudablemente hay personas con mayor repercusión mediática. Y desde luego mientras que las medidas políticas sigan siendo de risa el cambio seguirá siendo demasiado lento.

No quiero esperar dos décadas más para ver cambios. Llamadme impaciente pero los cambios los quiero YA.

Y es que ninguna mujer más debería sufrir maltrato. Sin peros que valgan.

Seguiremos denunciando misoginia, maltrato, machismo, pero esperemos que no sea por mucho tiempo. Espero que cada persona que se equivoque al escribir o al soltar alguna broma se dé cuenta y rectifique inmediatamente. O que alguien se lo haga ver rápido. Que los que ya han visto la luz iluminen a los que aún siguen en la ceguera.




14 ago 2016

No me escondo: Yo tampoco disfruté de mi parto

Ni de mi postparto. Tenía los puntos de una cirugía mayor: la cesárea que me hicieron para extraerme a mi hija...Me dolía y tenía que estar quieta en la cama mientras le daba la teta, así estaba en la gloria. Tumbadas barriga con barriga enamorándonos la una de la otra. Viviendo nuestro idilio.

Es verdad que a veces no me entendía, no lograba descifrarme debajo de aquella montaña (¿rusa?) de hormonas, de esa grandísima responsabilidad que se me vino de repente, de toda la inexperiencia de una madre primeriza, de ese inagotable cansancio que vivía encima de mí.

Recuerdo las compresas gigantes, las bragas de papel como las de la foto de la que habla Carme Chaparro en su artículo "Cosas naturales que nos dan vergüenza" Cuyo enfoque no me ha gustado nada. Coincido con ella en que se hable más, mucho más, de postpartos pero no de esa forma.

En mi opinión no ayuda en nada a cambiar la visión que la gran mayoría tiene de lo que significa dar a luz, esa que nos cuentan las películas: mujeres gritando, litotomías, luces de hospital, médicos que nos dicen como hacer, como si nuestros cuerpos de mujer no hubieran parido durante milenios...Su artículo no hace más que seguir metiéndonos miedo, más miedo aún del que ya teníamos antes, para bloquear aún más nuestro cuerpo.

Su artículo me despierta además mucha curiosidad, de saber cómo fue (han sido) sus partos, sé que es madre, no sé de cuantos niños. Porque detrás de muchas formas de actuar, de muchas formas de opinar están las formas de parir, esas que a menudo anulamos porque (creemos) es mejor para nosotras. No pensar, no sentir, no saber, demasiado. Miedo a indagar a acceder a la información. A entrar en nuestro cuerpo para saber como nos sentimos realmente.

Así que Carme, si quieres y con todo el cariño, de verdad, hablamos de puerperios, de violencia obstétrica, de hormonas, de emociones, de sentimientos, de postpartos, de lo normal y lo natural y de todo lo que tú quieras, me gustaría mucho compartir una conversación de mujer a mujer contigo. Una conversación directa de corazón a corazón. Descubrir tus miedos. Porque el origen de ese artículo no es más que el miedo. Hablarte de los míos. Y transformar ese miedo en amor. El que hace que no nos extingamos, el que hace poblar continuamente el planeta a pesar del empapador "de la vergüenza".

Estaré encantada de hablar de todo esto con cualquier mujer. Es mi tema favorito. Así que la que quiera, aquí me tiene.




7 ago 2016

Silencio

Silencio. Oscuro. La nada. Yo en medio. Paz.

Respiro. Me estiro. Me llego.

Me siento. Me tengo.

Me habito. Me hallo. Me toco. Me palpo.

Me encuentro.

Sonrío.



26 jul 2016

La importancia de reconectar

La coach Irene Álvarez es otra apasionada del tema de la ciclicidad de la mujer y hablar con ella me inspira mucho. Veo que ella entiende el vínculo entre el autoconocimiento, la naturaleza cíclica de la mujer y la maternidad como yo. Es un lugar común para ambas.

Hablábamos el otro día del cambio del momento creativo o premenstrual al reflexivo que es cuando normalmente menstruamos. De ese cansancio que nos hace ser menos pacientes con nuestras hijas por las ganas de dormir y descansar que tenemos. Realmente una no es que esté más irascible sino que al no descansar lo que deberíamos siguiendo al cuerpo es más fácil que se creen situaciones de tensión porque tenemos menos paciencia. Menos empatía. Estamos más hacia dentro. Menos sociables. Y eso no es malo.

Y es que se llega a un estado de meditación natural muy sano que, de poderlo llevar a cabo, de poder permitirnos estar tranquilas y reposando todo lo que nuestro cuerpo nos pide, sería ideal. Porque entras en tu ciclo con ánimo y poco a poco vas llegando al vivir hacia afuera, al culmen de la energía. Al momento del mes donde puedes dar más. Donde además se está más empática.

Yo de todas estas cosas no tenía ni idea antes de leer a Miranda Gray o seguir cursos con Sophie Style o Mónica Felipe, si bien ella más que de  ciclicidad se ocupa de hacernos presentes en el propio cuerpo. Sus meditaciones guiadas son una bendición para todas las mujeres, sus cursos un camino hacia el autoconocimiento y la felicidad y satisfacción por encontrar un tesoro que es el de reencuentro con nosotras mismas. Altamente recomendable.

El no poder darle a tu cuerpo lo que te está pidiendo tiene consecuencias, deja huellas. Cansancio, pérdida de concentración, irascibilidad, entre otras emociones. El precio a pagar por la desconexión con nuestra biología parece pequeño, porque vivimos en la sociedad que vivimos. Pero no lo es. A veces no sabemos ni lo que nos pasa a nosotros mismos por lo que entendernos con el mundo exterior es una aventura que a menudo nos cuesta más de un disgusto por discusiones o conflictos familiares.

Lady Lilith-Dante Gabriel Rossetti

Os he hablado en otras ocasiones de mi camino, mi proceso, del viaje espiritual que voy haciendo y al cual me "arrojó" la maternidad. Hecho que le agradezco enormemente a pesar de las espinas que me he ido encontrando por el camino. En estos momentos parece que estoy en un claro, en llanura. Lo cual viene bien para reponer fuerzas. Hace un año quizás leyera libros o artículos que me hicieran llevar las manos a la cabeza, asombrarme, pero que reconozco poco a poco he ido asimilando y hoy son mis nuevas creencias. Es verdad que a veces, como hablo con mis queridas comadres, algo hace "click", es como decir "eso era", maravilloso cuando alguien le pone palabras a lo que tú sientes. Leer ciertas cosas te ilumina, como si te dijeran que no estás sola, que no estás loca.

Un ejemplo de ello es algo que le leí a Miranda Gray cuando decía que sería ideal que todas las mujeres pudiéramos pedirnos en el trabajo unos dos o tres días al mes para descansar durante nuestra fase reflexiva de manera que estuviéramos más enérgicas para cuando llegara la fase ovulatoria o expresiva, como la llama ella. Cuando lo leí en su momento pensé que si ya las mujeres lo teníamos difícil en el mercado laboral, si ya teníamos que demostrar más que los hombres para diariamente ganarnos nuestro puesto de trabajo, esto complicaría aún más todo. Y es que yo aún no había entendido al cien por cien que vivimos en un mundo hecho por y para los hombres. Y al cual nosotras sólo nos podemos adaptar siendo hombres y mujeres a la vez, es decir que cada mujer se tiene que masculinizar una gran parte pero no completamente ya que tiene que demostrar la maestría de no olvidarse de su parte femenina, que esto daría para un par de ensayos, porque entre lo que yo pienso, mi amiga piensa, mi vecina piensa y la sociedad piensa hay para rato. Las mujeres tenemos que ser productivas y reproductivas.

Hoy tengo clarísimo que el mundo se tiene que feminizar para mejorar, pero para que ello ocurra es fundamental que la mujer se encuentre a sí misma, la importancia de reconectar. Por eso yo me trabajo, urgo en mi interior, en mi propia historia para ser y hacer más feliz e intento transmitir este mensaje a todas las mujeres que encuentro en mi camino, además de a los hombres. Pero mi foco principal son ellas. Somos nosotras.

Dicho esto quizás sería significativo afrontar el discurso de tribu, el de como nos enfrentamos tan tristemente a la maternidad en soledad. Puesto que los niños son también una gran parte de nuestra sociedad y sus madres necesitan ni ser excluidas ellas ni que se excluya a sus hijos, naturalmente. El proverbio africano que dice que "para criar un niño se necesita todo un poblado" y al que yo añado "cuando el poblado está de acuerdo y tiene sentido común" algo que por desgracia no se ve muy a menudo. Sin embargo sería ideal poder contar con apoyo, con ayuda para esos días donde nuestra fuerza va redirigida hacia nuestro interior.

Como soy una soñadora empedernida y en el fondo una optimista por naturaleza confío que será un punto al que llegaremos algún día. Si no fuera así no me molestaría en escribir, en querer transmitir.

Pero puedo sentirlo.

Llegamos seguro.

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14 jul 2016

Sansón y Dalila. El sol y la luna

Me encuentro en un momento de mi vida de peregrinaje hacia dentro de mí misma. De mi esencia. El facilísimo: Gnosce te ipsum, casi nada, Sócrates. Me, mi, mí, yo...Que aplicado a una fémina me parece más difícil todavía.

Todo empezó en mi puerperio, cuando nació mi hija hace algo más de tres años y medio. Viviendo sentimientos muy intensos y contradictorios, amor, miedo, pena, alegría, vida, muerte, más tristeza y alegría.

Ahora que estudio, leo, me informo y me formo con tesón sobre mi naturaleza cíclica, sobre la luna, sobre mis cambios. Sobre como abrazarlos, como abrazarme, conocerme, aceptarme para ser mejor, para quererme más, para dar más al mundo. En efecto empiezo a creer que es parte de mi misión en él.

Leo sobre la luna. Sobre sus fases, su relación con la Tierra, con las mujeres, con el Sol. 

Y se me viene a la mente el mito de Sansón y Dalila que para muchos es una interpretación del Sol y la Luna. La luna es la regente femenina por antonomasia, responsable de nuestro ciclo, de nuestros cambios físicos y psicológicos a lo largo del mes.

Y si Dalila es la Luna, la mujer. Sansón obviamente es el hombre y el sol.

Al contrario de lo que se pueda creer, la luna no tiene brillo propio sino que "roba" su brillo al sol, es el reflejo de éste lo que la hace brillar a ella. Brilla más, está plena cuando esta opuesto al sol.

Sansón se queda sin fuerzas porque una mujer pecadora (por una vez y sin que sirva de precedente, nótese el tono irónico) le "roba" su energía, toda su fuerza. O eso cuenta la Biblia, o eso se interpretó de ella.

¿Quizás de ahí venga el miedo de los hombres a las mujeres? El hombre pierde su fuerza cuando la mujer se la quita.

Yo soy mas partidaria de aceptar que juntos podemos brillar, que la unión de ambos ha asegurado la consecución de la especie.

Adoro a la Luna, a la Madre Tierra y precisamente, como mis hermanas, las que sienten como yo no tengo ningún interés en la guerra. Quiero paz, nada anhelo más que vivir mis fases con tranquilidad, escuchando mi naturaleza, abrazándola. Sin ser perseguida por mi condición de mujer.


  • Quiero paz pero se vive en guerra, no oficialmente. La vida tal y como la tenemos montada está peligrosa, es una carrera constante. Y una competición. ¡Qué pocas energías tiene una a veces! La luna hay momentos del mes en los que no desea brillar. Hay momentos del mes en los que se esconde del mundo. Como lo que miles de mujeres querríamos hacer y haríamos si tuviéramos la oportunidad en ciertos momentos de la vida.

Escondernos del mundo. Solas.

O con Sansón. Sin su fuerza bruta. Desarmados y entregados al amor. Quizás todo esto, la pesadilla, no sea más que una mala interpretación del mito.

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8 jul 2016

Algún día (no lejano) seré asesora de porteo y de maternidad.

Hoy revisando mi mail he descubierto este texto corto que escribí hace meses para la formación en porteo que estoy cursando con la mejor maestra, la que más documentada está, en mi opinión, sobre maternidad y porteo, Nohemi Hervada. De ella aprendo tantas cosas, es una guía espiritual para mí y me ha abierto tantas puertas y ventanas y dado tanta visión. Toda la formación que llevo hecha con ella ha sido on line y os puedo asegurar que asistir a una clase en directo mientras se la oye hablar te sube los niveles de oxitocina de forma increíble. Si tenéis duda sobre si formaros con ella yo os la resuelvo: merece cada euro que paguéis, porque siempre da más de lo que os esperabais al principio. Y además es terapéutica. Sus cursos son una inversión de futuro. Nohemi te prepara, te forma, te informa, te empodera y todo de forma lúdica, con sororidad y buenrollismo. Ahí os dejo lo que escribí entonces:

"Antes de ser madre yo no sabía que era el apego. Había oído hablar del apego a las cosas y que eso estaba mal. Pero del de las personas, he aprendido después. Libros de Carlos González, Rosa Jové, Laura Gutman, atículos en Internet de blogs de madres. Y se me abrió un mundo. Sé que dejar llorar a mi hija me hacía daño y me alteraba. Sentía la necesidad de atender ese llanto y calmarla. Poco después, aprendí que los bebés utilizan el llanto como forma de comunicarse. Pero que los que menos lloran son los que más colmadas tienen sus necesidades.

Hoy sé más que ayer y puedo afirmar que cuando un recién nacido viene a este mundo tiene unas expectativas que se ven completadas en el cuerpo de su madre, su hábitat natural. Que cuando no lo tiene aprende a sobrevivir porque le falta lo básico. Mientras que si goza de ello puede crecer. Y lo hace de forma serena y feliz. Más aún. Cuando un recién nacido viene al mundo lo hace sin terminar de gestar, por lo que necesita del cuerpo de su madre para llegar a "término" si no lo tiene se desencadenan mecanismos de estrés y se liberan hormonas negativas como el cortisol y la adrenalina, que a la larga, y como dice Nils Bergman, pueden tener repercusiones negativas en el cerebro del niño. Por tanto el porteo como la lactancia a demanda son  indispensables para la "exterogestación". No es que sea lo mejor para un bebé, es que es lo natural. Lo que él espera. Para lo que él está programado cuando viene a este mundo. Nada más.

Por tanto, un contacto permanente con nuestras crías favorece un apego seguro y eso se revierte positivamente en su personalidad y nuestra tranquilidad. Porque  nada hay mejor para una madre, un padre que ver crecer feliz y seguro a su hijo. Y el porteo es una buena herramienta también para el adulto. Se convierte en un fiel aliado. Si además de portear lo hacemos de forma correcta y ergonómica la cosa se vuelve redonda. Tenemos una gran dosis de oxitocina y ganamos en calidad de vida, nosotros y los que nos rodean."


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4 jul 2016

Normal o natural

Siempre he pensado que lo normal es perder la dignidad al dar a luz en el hospital. Médicos, enfermeras, celadores y personal sanitario en general que te ven medio desnuda, sudando, gritando, viviendo tus contracciones, participando de tus miedos y, lo que es peor, alimentándolos, aumentándolos.

Bueno, normal es, que me he expresado mal. Lo que no es natural. Pero lo parece.
Lo parece porque de toda la vida, al menos la mía, es lo que el cine, sobre todo el americano, nos ha enseñado.

La gente habla mucho de partos, hombres, mujeres, y siempre son las mismas historias. Tristemente.

Aunque a veces hay alumbramientos fabulosos.

Nace la criatura, lo natural es dar el pecho. Y lo normal también suele ser eso.

Crece la criatura.

Que haya estudios antropológicos que demuestren que el destete natural de un cachorro humano se produce en algún momento entre los dos años y medio y los siete no nos basta para ver con ojos extraños a niños que son lactados más allá de los 3 meses. De los 6. Del año. Según el ojo que los vea.

Decimos que no es natural, puede no ser lo normal pero sí es lo natural.

Que nuestro retoño no duerma en su cama los tres primeros años de vida o incluso algunos años después puede no ser normal, tú y yo sabemos que lo es, que es normal y además, y por supuesto, natural. No hay más que ver como duermen los felinos o los primates, amontonados o pegados los unos a los otros, para entender que nuestro hijo llore cuando nos alejamos. Es su instinto. Es natural.

Natural, normal. Normal, natural.

Y así el lenguaje y nuestra forma de elegirlo no nos ayuda a conectar con nuestra naturaleza, con nuestras necesidades básicas de animales mamíferos.

Desde que soy madre cada vez tengo más conciencia de como hablo, pienso cada frase que digo antes de pronunciarla, o al menos lo intento, en general, porque sé el poder que tiene el pensamiento en nuestro cuerpo, la huella que nos deja. El pensamiento se construye con palabras, así que decir las correctas, hablar con propiedad, llamando a las cosas por su nombre es la base para no construir paradigmas falsos, creencias erróneas que a mí me ha costado y me sigue costando derribar.

Soy filóloga. Cada vez más. En el sentido más etimológico y estricto de la palabra. Ósea que un día acabé la universidad y me dieron este título. Pero es ahora, trece años después, que siento que empiezo a hablar correctamente. Que soy cada vez más amiga de la palabra. Y una de las cosas que empiezo a hacer bien es diferenciar normal de natural.

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